miércoles, 20 de enero de 2016

El día en que me hice el longui

Nunca olvidaré el día en que un alumno me dijo durante un examen de filosofía:

-Profesor, que no me acuerdo bien del título del libro de Nietzsche.

Yo le dije:

-Es algo de Zaratustra.

-Ah sí.

 Y se puso muy contento. Cuál fue mi sorpresa cuando al corregir mi examen me encontré con el siguiente título: Zaratustra dijo hacin

Al día siguiente le dije.

-Has batido el récord: una palabra de tres letras la has escrito con cuatro faltas de ortografía. Solo la “a” está bien.

Este alumno repitió el curso con mi asignatura y otra más en segundo de bachillerato. Al año siguiente repitió solo con la mía. Me enteré, con el tiempo, de que era huérfano de madre y que tenía a su padre inválido en la cama y que él era el mayor de sus hermanos. Suspendió en junio (apenas venía a clase) y, entonces, en septiembre le hice el examen a él solo. Y he aquí que, para mi disgusto, vi cómo debajo de las piernas tenía una chuleta. Y me pasé durante todo el examen agobiado sin saber qué hacer: ¿le digo que me entregue la chuleta y lo suspendo otra vez y lo condeno a seguir un año sin el título o bien hago la vista gorda?

Decidí hacerme el longui. Pero, luego, todo el mundo al que le cuento esto me dice que debería al menos haberle hecho saber que me había dado cuenta de su engaño.

¿Qué habrías hecho tú?

4 comentarios:

José María JURADO dijo...

Yo habría hecho hacin.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Me fío mucho de tu criterio, José María.

Dyhego dijo...

Don Epifanio:
Creo que hizo usted bien. ¡Por lo menos el alumno se presentó a los exámenes de septiembre!
Sobre todo si se hacen comparaciones.
25 neutonios aproba2.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Vaya, ya sois dos los que me dais la razón. Quitaré, pues, ese episodio de mi vida del armario de dudas. 25 neutonios felices