domingo, 26 de octubre de 2014

Leer subido a la mesa

Cuando explico en la clase un mito, me subo a la silla. Pero el otro día quise leer a Homero y me di cuenta de que no bastaba con subirme a la silla, así que me subí a la mesa.

En las clases de mi instituto hay, además, tarima, con lo cual desde sus mesas mis alumnos me veían como si les hablase desde el mismísimo Parnaso.

Pero las aladas palabras que salían del cerco de mis dientes no eran mías, sino de Homero, del canto XXII, cuando muere Héctor de tremolante casco.

He comprobado que, cuando explico a mis alumnos quién es quién y qué ha pasado antes, Homero los seduce y los embauca y les toca el corazón.

No hay otra manera de leer a Homero que subido a la mesa y declamando a viva voz, con el corazón en la mano.

Cuando termino mi lectura, mis alumnos aún andan conmovidos con la nobleza y valentía con que muere Héctor, sin madecir a su asesino, sin maldecir a los dioses ni a sí mismo.

Y yo los felicito, porque, viviendo como viven en una época que los sobreestimula con pantallitas, efectos especiales, chiribitas virtuales, 3D, estéreo y auriculares en los oídos, etc, han soportado una hora seguida a Homero en la boca de un calvo que ni hace chiribitas ni malabares ni canta ni baila.Y yo me siento como los aedos antiguos que iban de pueblo en pueblo y de corte en corte ganándose el pan con sus cantos. Solo que a mí no me paga el rey invitándome a su mesa, sino mis alumnos abriendo sus oídos.

(Héctor muerto, de Briton Riviere)

sábado, 25 de octubre de 2014

Estación de poesía

Compartiendo cartel con muchos y buenos poetas, salgo en la revista Estación de poesía, que tiene las agallas, los bemoles y los arrestos de salir en papel.

La poesía es algo más que palabras: es decir del modo más bello y definitivo posible lo que, sin que la gente lo sepa aún, es bello y definitivo y eso hay que esculpirlo en mármol o escribirlo en papel para que se sepa.

Gracias, pues, sean dadas a Antonio Rivero Taravillo, el valiente artífice.

lunes, 20 de octubre de 2014

Los adolescentes y la pornografía

Por comentarios que hacen mis alumnos me doy cuenta de que muchos de ellos ven pornografía. Algunos lo confiesan abiertamente. Algo me dice que el porno en algunos adolescentes puede ser devastador por varias razones.

Siendo el porno adictivo (la Interred está llena de páginas de hombres queriendo escapar de esa adicción) y estando ellos en la edad de jugar al solitario, la mezcla puede ser doblemente adictiva y, además de tenerlos enganchados al ratón, no es buena para el desarrollo de una sexualidad sana, porque se acostumbrarán a conseguir la excitación viendo imágenes que, en vez de seducirlos, les hurgan agresivamente las neuronas. Una cosa es ver una chica guapa en la calle y echar la imaginación a volar y otra muy distinta es, sin esfuerzo de tu psique, verla directamente en pelota y haciendo cosas que uno ni imaginaba y que se te quedan grabadas en la modelable e impresionable mente del adolescente puro, pero deseoso.

Pero lo peor no es eso. Lo peor es que, con la pornografía, el porneta se acostumbra a asociar la intensidad del placer que siente con la intensidad de la imagen que ve y, por tanto, en busca de placer más intenso se ve abocado a buscar imágenes más fuertes y, al final, acaba viendo como normales prácticas y cosas que antes le parecían asquerosas o demasiado fuertes.

Si todo eso ocurre a los cuarenta años, cuando un hombre sabe distinguir entre realidad y deseo, entre mujeres reales y actrices porno, el daño en la sensibilidad erótica es menor. Pero creo que en algunos adolescentes es devastador que su primer contacto con Eros no sea Eros, sino el porno.

lunes, 13 de octubre de 2014

Lo que me dijo un cura cuando me confesé

Una vez me confesé con un cura cubano y octogenario que dirigió mi confesión mediante preguntas. Una de ellas fue: "¿Ha hecho usted juicios temerarios?"

Dudé un instante y dije que no. Entonces él concretó: "Por ejemplo, se le ha perdido a usted algo y, muy a la ligera, ya piensa que lo ha perdido o robado o estropeado tal persona".

"Ah, sí, padre, he hecho juicios temerarios", tuve que decir. Y así descubrí que yo cometía más pecadillos de los que pensaba.

Entre sus preguntas incluyó una que me dejó desconcertado:

"Esta mañana, cuando robó el banco a las seis, ¿se llevó mucho dinero?" y, al ver mi cara de estupor, añadió: "Esta es de pega". Y nos reímos los dos.

Y entonces se me ocurrió un relato. Un hombre ha robado un banco a las seis de la mañana y, huyendo de la policía, se mete en una iglesia y no se le ocurre otra cosa que meterse en un confesionario y allí está mi cura cubano haciéndole preguntas y una de ellas es si se ha llevado mucho del banco que ha robado a las seis de la mañana.

Lo que no sé es cuál sería el final.

lunes, 6 de octubre de 2014

Chicas tradicionales buscando novio

En cierta ocasión, una compañera de trabajo, guapa y tradicional, se sinceró conmigo y me contó que ella había perdido muchas oportunidades porque no se acostaba fácilmente con cualquiera; que las mujeres ahora daban a los hombres muy rápido y fácilmente lo que ellos tanto quieren y que, por tanto, una mujer que solo se entrega una vez que el hombre se compromete con ella lo tiene más difícil; que en cierta ocasión, venciendo una resistencia interior tremenda, accedió y se acostó con un hombre que le gustaba muchísimo, pero que el hombre, en vez de valorar esa ofrenda que ella, contra sus principios, le había dado por amor, la abandonó al tercer polvo y se fue a buscar por otro sitio; y que aquella experiencia, a ella, le partió el corazón.

Me pareció entonces que la llamada liberación sexual ha favorecido a los que buscan sexo más que a los que buscan amor y que en ese grupo de personas interesadas en sexo fácil y sin compromiso hay más hombres que mujeres; y que, a veces, la chica que entregándose pronto quiera atrapar a un hombre comete un error, porque, en ese caso, el hombre pierde, por un lado, el placer de la conquista y ella, por otro, la recompensa de ser valorada, porque él no ha tenido que poner poco afecto, poca seducción, poca simpatía, poco de sí mismo; ella será una muesca más en su revólver y buscará otra ingenua que, entregándosele, espere cautivarlo.

Una chica como mi compañera de trabajo tiene difícil el encontrar un varón que, en medio de mujeres fáciles, esté dispuesto a abstenerse por amor hasta que ella diga. Si la chica no es especialmente cautivadora, guapa o interesante, él se irá a otros jardines donde sin mucha espera ni esfuerzo le dan lo que le gusta,. Y a otra cosa mariposa.

Según veo por mis alumnos, lo ideal, al menos para la chica, es que la chica encuentre novio bien pronto, cuando la mayoría de los hombres que encuentra a su alrededor aún creen en el amor y no están comprometidos ni se han dedicado al picoteo.