viernes, 31 de mayo de 2013

Una prosti en mi camino

Uno de los placeres que descubrí cuando rompí con la nicotina es correr los domingos por la mañana temprano, sin gente, bajo los altos árboles de los jardines de María Luisa,  y meterme por todos los emparrados y glorietas, mojar la cabeza en todas las fuentes, espantar a los mirlos con los brazos en alto. 

Una vez, me adentré en la espesura y, en la sombra más arbórea, me sale al encuentro, sonriéndome, vestida de blanco pero con una minifalda que era un reclamo, con los carnosos labios pintados de carmín, los pechos generosos, las caderas anchas, las piernas largas, una mujer. Y yo, que llevaba gorra, me descubrí ante ella y proseguí mi camino. Pero me dieron unas ganas tremendas de ponerme a sus pies y decirle:

"Señora, vuestra belleza me ha cautivado y aquí me tenéis a vuestros pies. ¿Queréis que me suba a esa palmera y os traiga unos cocos? ¿Mato a algún dragón? ¿Os traigo del abismo la rosa azul? Vuestros deseos son órdenes" y no porque yo tuviera deseo alguno, sino porque sentí que descubrirme era muy poca cosa para lo mucho que ella, a cambio de un poco de dinero, me daba a mí, un calvo desconocido y sudoroso que podría ser un bruto con ella.

Esa mujer no debía estar allí pasando frío, sino que debía ser tratada como don Quijote trató a la prosti de la venta cuando esta iba a acostarse con el arriero y, equivocándose de cama, se metió en la del ingenioso hidalgo. Este le deja claro a ella que de buena gana se le habría entregado como hombre si no fuera porque su dama era Dulcinea del Toboso. Y lo mejor es que, si se hubiera entregado a ella, desde luego no la habría tratado como a una prosti, sino como a Dulcinea del Toboso.

lunes, 27 de mayo de 2013

Primera comunión en Campillo de Llerena

Me han invitado a una comunión en un pueblo de Badajoz. Lo mejor del trayecto son los árboles, las torres de las iglesias y las amapolas.

Son dieciséis almas de diez años las que van a comulgar hoy. Dieciséis niños con más razones que nunca para ser buenos. Todo el pueblo está de fiesta dieciséis veces. De los dos mil habitantes, muchos han sido invitados a más de cuatro comuniones.

En la iglesia, atestada, la gente es mucho más respetuosa y silenciosa que en las iglesias de los suburbios Los niños cantan una canción que me cantaban a mí de niño y me alegran el día. Toco la pila bautismal donde durante cuatro siglos se han bautizado miles y miles de personas.

En el convite veo a gente que hacía diez años que no veía. Van todos con su mejor ropa. Los lazos familiares son lo bastante fuertes como para hacer que la gente viaje durante cientos de quilómetros para poner un beso en la frente de una niña y hacerle un regalo.

Como colofón, ella se sube durante la fiesta a un poyo y nos lee una carta de agradecimiento de su puño y letra y con el corazón en la mano.

De nada. Ha sido un placer.

viernes, 24 de mayo de 2013

La Odilíada

A un alumno mío, a quien llamo en clase Eneas, sus padres le han regalado un ejemplar de la Odisea. Como ya tiene la Ilíada, ha pensado leerse los dos libros a la vez: el canto primero de uno a la vez que el primero del otro, así hasta completar los veinticuatro cantos de ambas obras. Estuve a punto de decirle que era una idea más bonita que práctica, porque no son historias precisamente paralelas, pero no quise echar tierra sobre un proyecto personal que me contaba con verdadera ilusión.

“Léetelo y dime qué experimentas. Quizá dentro de ti Héctor y Aquiles acaben luchando entre las olas de la Odisea y Calipso acabe suavizando a fuerza de besitos a los melenudos aqueos de la Ilíada. Después puedes inaugurar un libro blanco titulado la Odilíada donde consignes las impresiones que te ha suscitado la lectura paralela de esas dos grandes obras. Será un buen regalo el tuyo para la humanidad y las humanidades”.

Tengo la suerte de llevarme muy bien con todos mis alumnos, pero con ese tengo la conexión especial que se establece solo entre los que vibramos de emoción ante los héroes homéricos y quisiéramos estar entre ellos, ser como ellos, ser uno de ellos.

domingo, 19 de mayo de 2013

ARGUMENTUM ASTROLOGICUM

Una amiga mía agnóstica y filósofa me ha contado que, la otra noche, en el duermevela, mientras se estaba quedando dormida, sintió un deseo tremendo de dar gracias por todo lo recibido, pero no sabía a quién. Tan grande como su deseo de dar gracias era su dolor por no tener a quien dárselas. Eso de dar las gracias a la vida, que es solo algo y no alguien, no va con ella. Su corazón busca a alguien, pero su razón solo encuentra algo: el universo, que no es nadie ni piensa, que ni siquiera sabe que ella existe y que un día la aplastará sin darse cuenta.

Yo creo que se sintió como la niña de un cuento que, perdida en un bosque oscuro, encuentra de pronto una estrella que la salva de la oscuridad y la lleva al buen refugio del amor, del sentido, de la amistad, del conocimiento. Esa estrella es tan bonita, tan luminosa, tan cálida, tan oportuna, tan salvífica, que el corazón y la intuición le dicen que la ha tenido que poner ahí no el azar, sino un hada, pero, a la vez, la razón le dice que las hadas no existen y es una lástima, porque, si algo desea ella más que nada, es darle las gracias al hada, besarle las manos, tenerla en el corazón, preguntarle por qué arrancó para ella del firmamento una estrella.

La enormidad y la belleza de lo recibido son en nuestro corazón un impulso hacia lo divino. Es el argumentum astrologicum. No es solo la tristeza, el dolor o el desconsuelo lo que, en busca de sentido, nos hace creer en Dios. Lo peor de no creer en Dios es no tener a quien darle las gracias, que decía Chesterton.

Mi amiga, si alguna vez llega a Dios, será por esa vía. Algunos llegaron a Dios cantando y otros llorando. Estos tienen toda mi compasión, pero aquellos mi amistad y mi simpatía. Yo quiero llegar a mis últimos días no como Caín o Job, sino como Adán celebrando a Eva, como Abel tocando el caramillo entre ovejas, como el santo de Asís bailando en los bosques.

jueves, 16 de mayo de 2013

Aforismos de Eros y Thánatos

Eros

1. Al sexo le pasa como a las alas: si no vuelan, se manchan de barro.

2. Tras el orgasmo, tristeza si estás solo; dicha, si bien acompañado.

3. Para un hombre el peor trago es tener que decir que no a una mujer; para una mujer, tener que decirle que sí a un hombre.

4. El amor nos pone músculos de luchador; el egoísmo, de narcisista.

5. Sin afecto no hay erotismo, sino obscenidad.


Thánatos

6. La vida nunca tiene bastante, pero la muerte tampoco.

7. Zaratustra, Sócrates, Buda, Confucio... eran buenos chicos, pero murieron.

8. Nacer y luego morir para siempre es un casi nada que vale casi todo.

9. La inacción es a la muerte lo que el vacío a la nada.

10. Donde el bosque se cierra contra el sol, los demonios celebran la matanza.

lunes, 13 de mayo de 2013

El 95% de las madres, según mi droguero

El sábado pasado un padre y una hija adolescente fueron a comprar unas medias para la madre, que les daba las directrices de la compra por teléfono. Luego el padre, quejándose de lo complicado que era comprar unas simples medias para una mujer, pidió unas cuchillas de afeitar. El droguero le sacó varias, cada una con sus pros y sus contras. ¡Aquello sí que era complicado!

El padre eligió al final la más cara, que era la que siempre usaba.

-Le digo a usted una cosa –le aseguró el droguero-: si es su mujer quien le compra las cuchillas, le compra la más barata. El 95% de mis clientas le compran la barata al marido y la buena al hijo, que se está empezando a afeitar y tiene la piel muy sensible el pobrecito.

La hija, que no había participado en toda la conversación, le dijo, un poco indignada:

-Mi madre no es así.

-Sí, la verdad –terció el padre- es que yo me cambié a estas cuchillas porque ella me las compró.

-¡Ah, entonces, es usted afortunado por pertenecer al 5% de hombres con mujeres que aún los quieren como si fueran novios!

viernes, 10 de mayo de 2013

Aforismos

1. Cuando el bien nos llama, es belleza; cuando nos convence, es verdad.

2. Lo bello casi nunca lo es tanto como para permitirse prescindir del arte.

3. Lo bello se viste de arte. Lo feo se disfraza con él.

4. A la belleza casi todo se le disculpa. Vístase, pues, la bondad de belleza si quiere tener éxito. El mal lo hace y le va bien. 

5. Si las serpientes tuvieran alas como los pájaros, no serían más bonitas, sino más feas.

6. Si no eres muy bello, séanlo al menos tus ideas y tus actos.

7. La castidad con soberbia es mucho más fea y más tonta que la lujuria con soberbia.

8. Lavarte y vestirte bien es honrar el buen trabajo que el amor de tus padres hizo contigo.

9. Belleza y arte son dioses bastante aceptables que nos libran de servir a dioses más feos.

10. A los héroes siempre los pintan guapos porque fueron buenos.

martes, 7 de mayo de 2013

Me lo contó un cura

“Cuando era párroco en el pueblo, tuve que contratar a unos obreros para arreglar el suelo de la iglesia y yo trabajaba con ellos para que me saliera más barato. Me regalaron un mono y todo el pueblo me veía calle principal arriba, calle principal abajo, con la carretilla acarreando piedras y durante el trayecto las mujeres que iban y venían de la compra me metían billetes en los bolsillos. Cuando acaba la jornada del trabajo, los currantes me esperaban para cobrar y yo me ponía a sacar los billetes del mono y todos los días tuve suficiente para pagarles. Por eso, Jesús, yo creo en los milagros.”

Claro, que lo que no he dicho es que el cura en cuestión es joven y guapo. La belleza siempre ayuda

sábado, 4 de mayo de 2013

Día de la madre

El otro día le dije a mi hermano Alfonso que yo rezaba por que nuestra madre muriese tarde y bien. A él eso le pareció poco, porque él rezaba por que no muriera. Y creo que, aun cuando no rezáramos por ella, no va a morir. Los que aman mucho no mueren, pero no porque dejen aquí un grato recuerdo, que también, sino porque el amor los salva para siempre.

El amor es más poderoso que la muerte.

El amor que has dado te salva para siempre, porque es lo único que te podrás llevar hasta allí.

El amor son las alas de la salvación.

Las alas de las madres son tan grandes que no caben en el mundo. Son lo más parecido a Dios que hay aquí.

Gracias, madres.

jueves, 2 de mayo de 2013

No me convencerás aunque me convenzas

Οὒ με πείσεις κἄν με πείσῃς.

 “No me convencerás aunque me convenzas”.

 Es una máxima griega con la que me identifico.

A veces hay gente que me convence de un asunto con argumentos la mar de razonables e irrefutables, pero algo en mí me dice que no, que eso no está bien, que no sería lo deseable. A veces ese algo no es más que prejuicios o cabezonería, pero me gusta pensar que otras veces es un sentido del bien que aún no ha encontrado argumentos para combatir.

A mí me pasa eso cada vez que alguien, con argumentos acerca de la libertad y la responsabilidad, etc. logra convencerme de que lo mejor es dignificar la prostitución legalizándola porque es un trabajo supuestamente tan digno como otro cualquiera. Me convencen, sí, pero es imaginarme a una niña decidiendo si ser de mayor médico o prosti ¡y me da un repelús!