lunes, 16 de mayo de 2011

Momentos en que dan ganas de ser malo

1.Estás en un soporífero claustro de profesores y entonces te subes a la mesa y haces un estriptís y le tiras la camisa a la profesora más mustia, el pantalón lo cuelgas del cuadro del rey y los calzoncillos los recoge en el aire el soltero más guay.

2. Estás hablando con un cliente tiquismiquis, susceptible y prepotente y, entonces, con una sonrisa en la boca, le dices: "Usted es un perfecto gilipollas. Váyase al carajo, hijo de puta."

3. Alguien, muy políticamente correcto, te dice que todas las opiniones son igualmente válidas y entonces tú le dices que esa en concreto que él dice no vale un pimiento.

4. En tu trabajo hay una persona muy presumida y, a la vez, muy regular. Un día, muy preocupado y solidario, le dices que tiene muy mala cara, que algo le pasa, que vaya al médico.

5. Cuando te hacen una pregunta indiscreta, responde lo que más envidia le dé a la gente. Al "cuánto ganas", responde que seis mil euros al mes, entre comisiones y dietas. Al "con quién vives", responde que con dos suecas o dos brasileiros y que formáis un trío.

6 comentarios:

Juan Antonio González Romano dijo...

Alguien te deja encerrado el coche o te impide el paso porque está en doble fila: no puede perder su tiempo buscando aparcamiento y decide que, por supuesto, su tiempo es más importante que el del resto del mundo. Te bajas del coche, sacas el espray rosa que llevas para situaciones como esta y le pintas bien grande en el capó, "Yo también te quiero mucho, mamón".
Un abrazo.

Dyhego dijo...

Don EPIFANIO:
Hay tantos momentos en los que a uno le gustaría una ametralladora...
50 neutonios.

lolo dijo...

La uno me parece un síndrome de abstinencia como un piano. Si no es así como maldad me encanta; la encuentro generosa y divertida. Creo que ni queriendo se te ocurren maldades, Cotta. Hay que decirlo, ya está.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Juan Antonio, esta maldad está tan bien explicada que me han dado ganas de comprarme un espray rosa.

Dyhego, ¡qué harto debe estar usted, y con razón, seguro, en esos momentos que usted dice!

Lolo, la uno se me ocurre siempre que estoy en un claustro. Un día lo voy a hacer.

Anónimo dijo...

HOOLAA!!me diría usted los dias,horas,y lugar en el que se realizan sus claustros...es solo por curiosidad.Tan aburridos son.Yo suelo llegar tarde,me riñen todos y los alargamos en el bar sin acordarnos de qué iba.Lo invitaría,pero son muy estrictos con los "nuevos"je je.Bittersweet.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Bittersweet, mis claustros son la mar de aburridos. Los de usted, en el bar, prometen mucho más. Disfrute usted de los suyos, mientras yo bostezo en los míos y fantaseo con escenitas subidas. Un abrazo.