lunes, 28 de febrero de 2011

Fuerza de chichinabo

Ayer el clan Cotta se reunió en los Manjones, el caserón antiguo donde nació mi madre y donde mis padres celebraron su noche de bodas. Ya hay golondrinas, amapolas y brotes en las higueras.

Mi hermano Alfonso y yo nos llevamos por esos campos a ocho churumbeles de paseo. El campo era para ellos un inmenso juguete, gratis, grande, divertido y muy lindo. Como además febrero estaba cálido, generoso y verde, nos pudimos sentar sobre hierba y allí hacer el bestia.

Uno de los juegos de los niños más pequeños consistía en bajar de una cuesta hasta nosotros dos y decirnos al oído unas palabras. Si las palabras eran bellas, les dábamos cariñines. Pero si eran escatológicas, hacíamos aspavientos y nos escandalizábamos. Les gustaba más escandalizarnos. ¡Ah, el placer de la transgresión! Decían, por ejemplo, "caca" y "moco" y mi hermano y yo poníamos el grito en el cielo y fingíamos que les íbamos a dar una paliza. Y ellos se lo pasaban en grande.

A la tarde, un pariente mío, padre de tres criaturas y de una cuarta que está por venir, se puso a cortar matojos con una chapolina y yo, por no ser menos, me puse a ayudarle. Él resistía como un campeón y yo sudaba a chorros.

Amigos, si alguien quiere saber si está fuerte, póngase a cavar. Yo descubrí que estoy hecho un asquito. Ni hice la mili ni sé conducir ni cavar. Me puse malísimo y anoche tuve pesadillas. Mis mancuernitas de cuatro quilitos me parecen ahora una mariconadita.

Si me decido finalmente a ir a un gimnasio, le diré al monitor: "Yo no quiero hincharme de músculos. Yo lo que quiero es cavar en el campo y no desmayarme", porque, según me han dicho, hay gente que se pone como Arnold Swarzenegger, pero que luego es incapaz de hacer una sola dominada. ¿Para qué quiero yo bíceps como esferas si después no puedo levantar hacia el cielo niños en la palma de mi mano?

Y, en fin, volvimos al anochecer. Como era noche cerrada, las estrellas casi nos deslumbraban de tan puras y tan límpidas. Así era más fácil creer en Dios.

jueves, 24 de febrero de 2011

Rosa Morena y los paracaidistas

Siguiendo la estela de la estupenda serie cancioneril de mi amigo maño de La felicidad de Sísifo, cuyo blog recomiendo encarecidamente, os traigo aquí un vídeo de Rosa Morena, que muchos años antes que Marta Sánchez fue a cantarles a los soldados.

La primera música que oí en coche fue en el simca de mi padre. Había una cinta de Rosa Morena. Mi hermano y yo cantábamos Échale guindas al pavo, en su versión pop, e íbamos de bar en bar cantándola para que nos dieran alguna pesetilla con que comprarnos chuches.

Estábamos enamorados de ella, pero no teníamos aún los impulsos de estos soldados, que me caen simpáticos, porque son atrevidos y galantes y se mueven con una mezcla de contención y osadía que sólo los hombres viriles saben llevar con elegancia. Y a ella le gusta: se sabe deseada por machos y respetada por caballeros. Y por eso hay chispa entre ellos todos y ella toda, más rubia y brillante que nunca.

¡Con todos ustedes, Rosa Morena, en 1974!

martes, 22 de febrero de 2011

La envidia

De los siete pecados capitales la envidia y la avaricia son sin duda los más feos y los más tontos. Nos puede caer simpático un perezoso, un soberbio, un goloso e incluso un iracundo, pero difícilmente un envidioso y un avaricioso.

Pocas veces he pecado yo de avaricia, que yo sepa. Pero reconozco que siento muchas veces surgir la envidia en mi corazón. Y noto que me lo ensucia. Y he descubierto que la mejor manera de combatirla es, sencillamente, alegrarme del bien ajeno. Así que, cuando envidio la belleza, la salud, el éxito, la excelencia, la suerte de otro, me digo: "Me alegro mucho por esa persona, sí señor. El mundo sería más triste si ella fuera desgraciada". Y, entonces, qué paz se siente.

Lo recomiendo. Se pasa uno el día celebrando cosas, porque como hay muchas cosas que envidiar, hay muchas cosas por las que alegrarse.

Y, a propósito, ayer estuve en el instituto Aguilar y Cano del estupendo pueblo de Estepa (el de los mantecados) y me quedé maravillado con lo limpio que estaba el centro y lo educados y amables que eran los alumnos. Soportaron mi rollo durante una hora, sonrientes y atentos y jóvenes y guapos y con todo el futuro por delante: les deseo a ellos lo mejor.

¡Hay esperanza, mientras haya chicos e institutos así!

lunes, 21 de febrero de 2011

El más noble origen

Una gloriosa noche, o una luminosa mañana, que eso no lo sé, aquel joven guapetón y fuerte que ahora nos cuida desde las estrellas lanzó millones de flechas encendidas hacia una luna roja que flotaba en las alturas. Y todas las flechas se estrellaron contra ella y se deshicieron en astillas, menos una, la que la penetró, la más aguda y audaz, la que era mi mitad y buscaba lo que desde siempre le faltaba. Violenti rapiunt.

Gracias a mis padres por el amor y la libertad con que me hicieron aquella noche o aquel día. Amor y libertad son el origen más noble que se me ocurre para una criatura.

Amigos, si del amor y la libertad hemos nacido, el amor y la libertad no nos dejarán morir.

No sé por qué, pero todo esto se me ha ocurrido contemplando la bolsita de tela que Blimunda ha confeccionado para mí, con mi verso favorito bordado en hilo azul:

Señor de las más íntimas estrellas

Es el mejor regalo que le pueden hacer a un poeta: bordar un verso suyo y, encima, acertar con su favorito.

Gracias, pues, también a Blimunda por su atrevida delicadeza, a Siete Soles por su nobleza y a sus dos donceles por estar tan agraciados con pecas y simpatía.

Y a todos buenas noches. Y buenos días.

jueves, 17 de febrero de 2011

Tabaco, deporte y un consejo

Desde que me hice un programa de deporte para desprogramarme de la nicotina, vivo entre dos programas, el de la salud y el del tabaco, que yo creía incompatibles, pero que se han hecho amigos. Para deshacer esa amistad, tendría que convertirme en un forofo del deporte, las calorías, los abdominales marcados y el maratón, algo que, en una persona obsesiva y adictiva como yo, es la mar de fácil, pero también la mar de feo.

Así que seguiré siendo esta contradicción andante que siempre he sido, supongo que como todos. Y, después de mis flexiones, mis carreritas y mis mancuernitas, me liaré un pitillo y me lo fumaré a vuestra salud.

Dos placeres: tabaco y deporte. Quienes consideran el deporte un tormento, han hecho poco deporte. Y quienes consideran el tabaco un vicio sin placer, han fumado poco o no han sabido fumar. Es un placer indecible la davídica sensación de fuerza en los brazos arrojando la piedra contra la cabeza de Goliat. Y es un placer indecible fumarte un cigarrillo después de hacer cosas como ésa.

Sin embargo, sé que esa amistad está destinada a deshacerse. No es más que una tregua y esa tregua es posible porque aún me sobran salud y energía y por eso las puedo desperdiciar con el tabaco. Pero llegará un día en que me sentiré obligado a elegir a uno de los dos. Y me temo que está llegando ese momento, porque, cuando hago ciertos ejercicios, no me falta la potencia, sino la respiración. Es un aviso claro.

Mientras tanto, ¡qué gusto vivir en esta incoherencia! ¡Cuánta paz! Os invito a la contradicción, a hacer lo que os salga de la punta, a quemar los libros de autoayuda, a vivir que son dos días en una mala posada que será mejor si os lo montáis bien en ella. Así viviréis en esta vida como viviréis en la otra: haciendo lo que os dé la gana. Eso sí, amor a espuertas. Si no, ¿para qué vivir?

miércoles, 16 de febrero de 2011

Medicamentos en neoesperanto

Es en la empresa farmacéutica donde más éxito comercial podemos esperar los neosperantóglotas, porque las palabras del neoesperanto son parlantes y claras. Por el momento, regalamos a las empresas los siguientes nombres de medicamentos:


-Eructol (Reyvindiko me propuso más bien Regordol, que es más campestre)
-Lumbalgel
-Ventolín Forte
-Mucolín
-Hairytesta
-Suavelina Íntima
-Somnial Infantil
-Antirretentor Senil
-Pedicurol Fungicidil
-Multirredúctor Abdominal
-Delenda est hemorroides
-Penis Imperator

lunes, 14 de febrero de 2011

La belleza a solas

El otro día paseaba por el parque de María Luisa, en Sevilla. Era un miércoles por la mañana y había muy poca gente.

Iba yo con prisa y recortando camino por los senderillos de albero que hay entre las arboledas, cuando he aquí que se desplegó ante mí un abanico blanco de encaje primoroso o de marfil labrado por manos de plata, a través del cual se afiligranaban los rayos del sol con tal riqueza de matices, que me quedé allí plantado. Y resultó ser la impresionante cola de un pavo real blanco como la luna, que a solas entre las flores desplegaba ante mis ojos la belleza, para inoculármela en los tuétanos, para salvarme de la fealdad que hay también en el mundo. Lo que el pavo real pensaba que sólo vería Dios, lo vi yo también por un regalo del cielo.

Es cierto que en el mundo hay también sanguijuelas, cáncer, asesinos. Pero siempre estará el abanico en flor del pavo real blanco que hoy os quiero regalar para no quedármelo yo solo, para aumentar un poco vuestra esperanza.

viernes, 11 de febrero de 2011

Anorexia y santidad

Es aburrida y fea esa manía de algunos de reducir lo espiritual a fenómenos materiales. Estoy cansado del tópico según el cual los trances de los místicos no eran más que orgasmos reprimidos. Yo, que sé de orgasmos como todo el mundo, puedo aseguraros que con ellos no le da a uno por escribir poesía ni liras, sino por jadear como una mala bestia.

Conozco a una persona que anda a la caza de santas neuróticas. Le encanta desmontar su supuesta santidad catalogándola como neurosis. Me habló el otro día de santa Rosa de Lima, una mujer encantadora que, según él me dijo (porque sabe de santas más que yo), se alimentaba sólo de la comunión diaria en la misa. "No era más que una anoréxica", concluyó.

Entonces, se despertó en mí el defensor de santas que yo no sabía que llevaba dentro. Y le dije algo que estoy seguro de que no se me ocurrió a mí, sino que fue una inspiración:

-También las anoréxicas pueden ser santas.

Y aquí una foto, realizada por Ramón Simón, del acto de presentación de Olvidados Inolvidables de Juan Antonio González Romano.

jueves, 10 de febrero de 2011

España, país sin libertad

Yo jamás pensé que una estupidez tan gorda como esta de hacernos hablar con arrobas y as/os pudiera llegar a convertirse en una tiranía. Pero es así. Los políticos, con mucho conocimiento político y poco conocimiento lingüístico, han conseguido politizar el lenguaje. El colmo ha sido una noticia de la cual no encuentro enlace en Internet, pero que salió en papel el lunes pasado: en Sevilla han expedientado a una empresa que ofrecía empleo por no usar en sus anuncios el género femenino.

Estupendo: el Estado creando problemas en vez de solucionarlos.

Si hay algo democrático, es el lenguaje. Pero los tiranuelos de gabinete no soportan la libertad con que habla la gente. Se quieren instalar en sus mentes, como un microchip. Son cansinas y estúpidas esas cartas con barras y arrobas. Más estúpido aún es decir "el profesorado" y el "fontanerado". Jamás diré: Padre/Madre nuestro/a, ruega por nosotros/as pecadores/as", "Andaluces y andaluzas, levantaos", "los romanos y las romanos invadieron España" y "los Reyes Magos iban en sus camellos/as".

Al menos podemos desahogarnos en el blog. Todavía, que yo sepa, no hay una ley que nos prohíba hablar aquí libremente.
Y, por cierto, mi apoyo al Asador insumiso de Marbella. La Junta quiere cerrarle el negocio porque en él permite fumar. Y él sigue rebelde, con dos cojones.

martes, 8 de febrero de 2011

Día Personal de los Mismísimos

Como la vida del currante es tan dura y cada vez cobramos menos y menos aún que cobraremos tras la jubilación, propongo que se instaure el DÍA PERSONAL DE LOS MISMÍSIMOS, consistente en faltar un día al año al trabajo porque sí, hala. Gracias a ello, el día en que a ti te dé la realísima gana, no vas al curro y, cuando el jefe te llame para pedirte cuentas, le espetas:

-Porque no me sale de los mismísimos. ¿Qué te parece? -y el jefe tendrá que aguantarse, porque tú tienes muchísimos mismísimos.

Si todos tuviéramos al año un Día Personal de los Mismísimos, otro gallo nos cantaría. Mientras los pringaos van al curro, tú te fumas un puro en la terraza o te vas al campo y meas donde te dé la gana o te vas a una playa solitaria a dar gritos y a revolcarte en la arena como un cachorrillo de dragón feliz. O te vistes de reina de opereta y desafinas a gusto mientras todos te aplaudimos, que para eso estamos los amigos.

Ese día acicálate más que nunca, perfúmate, anda con la cabeza bien alta y disfruta de una verdad como un templo que esta sociedad no quiere oír: que lo mejor de ti debe invertirse en tu vida privada, no en tu trabajo.

domingo, 6 de febrero de 2011

Olvidados inolvidables


Pues nada, que el próximo miércoles presento el libro de Olvidados inolvidables de mi colega de musa, tiza, tertulia y blog, Juan Antonio González Romano.

Estoy especialmente orgulloso de que me haya elegido como presentador y, sobre todo, nervioso, porque no sé si estaré a la altura de todos los escritores olvidados que él rescata en su libro.

No sé cuál me gusta más, si la poeta anacreóntica o el poeta marinero. Pero de quien me siento más deudor, porque llevo su sangre literaria en las venas, es de mi ancestro Gesú Cotta, poeta ornitológico que se vino de Italia a Andalucía, y de él venimos nosotros.

Según se aprecia en este cuadro de Carmen Soriano Polo, la alopecia la llevamos los Cotta en los genes.

jueves, 3 de febrero de 2011

Tartamudos

Siempre me han caído simpatiquísimos los tartamudos. Me identifico con ellos. Yo mismo tartamudeo. No he conocido ni un solo tartamudo cabrón. Supongo que haberlos habrálos, pero, por fortuna, yo sólo me he encontrado con los buenos.

En concreto, recuerdo a la esposa tartamuda del zapatero donde mi madre me mandaba a cada dos por tres a remendar los zapatos de sus siete churumbeles. Era encantadora. Y siempre hablaba conmigo. Me dijo, para que no me acomplejara, que los tartamudos éramos unos privilegiados, porque nuestro pensamiento iba a la velocidad de la luz y por eso queríamos hablar como mínimo a la velocidad del sonido y, claro, el resultado es el tartamudeo. Que si hubiera un lenguaje tan rápido como nuestro pensamiento, no tartamudearíamos, sino que nuestro lenguaje sería el de los ángeles. "Así que, cuando tu madre te diga por las noches que sueñes con los angelitos, estáte atento, por si te lo enseñan". Que ella no tartamudeaba cuando hablaba con su perro, pero sí con la gente muy importante (y entonces yo me sentí muy importante, porque ella tartamudeaba conmigo), pero que Dios era una excepción: con Él no tartamudeaba.  Y que era tan sumamente tartamuda, que, incluso cuando hablaba pensando sin pronunciar palabras, las palabras pensadas también salían tartamudas, las pobres, sobre todo la palabra "que", que se le encasquillaba más que ninguna y que no había ninguna manera de evitar (de hecho, !cuántos "que" he soltado en esta entrada!), que habría sido mucho mejor encasquillarse con la w, que apenas se utiliza.

Cuando volvía a mi casa, mi madre me preguntaba por qué había tardado tanto. Y yo le contestaba: "Es que he estado hablando con la tartamuda."

Pues eso, amigos: si alguien tartamudea con vosotros, no lo consideréis un engorro, sino todo un honor. Significa que sois muy importantes para él.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Candelaria

Hoy es el día de la Virgen de la Candelaria. Hoy es el día de las luminarias allí arriba alumbrando esta oscuridad.

Todas las Candelas que he conocido han sido buenas para mí. En concreto, recuerdo una que, durante una de esas asambleas revolucionarias de la facultad, salió en mi defensa después de que echaran abajo entre risas cierta propuesta alocada que hice. Gracias.

Ha sido todo un detalle de Dios proveernos de esta atmósfera transparente que la luz de miríadas de astros puede atravesar para que nos sintamos menos solos.

A las estrellas de arriba correspondo encendiendo aquí abajo una mariposa de aceite.

Felicidades, Candelas del mundo, y especialmente a ti, Candelita, que nos acabas de nacer y tienes la luz en el alma y en el nombre.

Y a Vacío interior, mi felicidad de haberle recordado a Lope. Se lo debemos a él, el grande.