viernes, 26 de febrero de 2010

Lista de conspiranoias

1. La luna es un satélite fabricado por los americanos y eso de que el hombre ha pisado la luna es un montaje cinematográfico. ¡Si lo sabré yo!
2. Las empresas de champú antipiojo reparten piojos periódicamente por los colegios todos los años. ¡Se creen que yo me chupo el dedo!
3. El Vaticano es el mayor accionista en empresas de preservativos y si oficialmente se declaran enemigos de su uso, es porque saben que si ellos dicen una cosa, los demás dirán la contraria.
4. El 11-S fue todo una estrategia de los yanquis para tener la excusa de meter mano a los árabes, que les caen muy mal.
5. El holocausto nazi es una gran mentira histórica.Ya sabemos lo mentirosos que son los judíos.
6. Todos los empresarios del mundo están conchabados para negar el cambio climático.
7. A la coca-cola le echan una cosa muy mala y adictiva y todos los presidentes de gobierno lo saben, pero callan porque Coca-cola les unta.
8. La NASA ya ha encontrado extraterrestres y los disfraza de humanos para espiarnos. David Bowie es uno de ellos.
9. En la sombra de todos los grandes despachos oficiales hay un monje albino del Opus Dei con cara de malo.
10. ¡Cuidado! Los mosquitos nos inyectan unos nanochips gracias a los cuales el gobierno controla nuestra conducta. Por eso hay gente que hace cosas tan raras.

jueves, 25 de febrero de 2010

Convertir la abominación en derecho

Hoy tenía yo previsto escribir algo alegre, pero anoche me enteré de que se ha aprobado en el senado la nueva ley del aborto. Me produce mucha tristeza vivir en un país donde perros y árboles merecen más protección legal que un nasciturus.

Si una mujer aborta porque el nasciturus es negro o niña, estará en su derecho.

Quien apoya el aborto lo puede hacer porque a él no lo abortaron. ¿Y existe mezquindad mayor que propugnar para otros lo que no hicieron con uno?

Algo falla cuando es tan difícil adoptar y tan fácil abortar.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Seis formas de decir algo difícil de decir

Fórmula A: la del estratega
-¿Tengo algún trozo de comida entre los dientes?
-No, tranquilo.
-Pues tú sí.

Fórmula B: la del directo esteticista
-Tienes un antiestético trozo de comida entre los dientes.

Fórmula C: la del solícito
-Perdone, señor, que le moleste a mitad de discurso, pero, con todos mis respetos, tiene usted un poco de pan tostado pegado al colmillo.

Fórmula D: la del indirecto
-Yo no quiero señalar a nadie, pero aquí alguien tiene una hebra de lechuga entre los incisivos superiores.

Fórmula E: la del galante
-Señorita, es usted tan sumamente bella, que la besaría a pesar de que tiene usted... etc.

Fórmula F: la del juguetón
-El que tenga las manos rojas tiene un trozo... etc.

martes, 23 de febrero de 2010

La parábola de los talentos

Otra parábola que yo antes no entendía era la de ese rey que confía a un siervo diez talentos, a otro cinco y a otro uno y los despide con la obligación de sacarles ganancia. Al cabo del tiempo el que había recibido diez le entrega veinte y el que había recibido cinco le entrega diez, pero el que había recibido uno le dijo que había tenido el talento bien enterradito y se lo devolvía tal cual. Muy honrado él. El rey (que no sé si en la parábola es un rey o sólo un señor con poder) lo castiga y lo envía a las tinieblas exteriores y le quita su talento y se lo da al que tiene veinte, a pesar de las protestas de algunos.
Eso me parecía el colmo de la arbitrariedad y de la injusticia, pero, al fin, lo he entendido: nuestras capacidades no son nuestras, porque no las hemos comprado, sino que nos han sido dadas y, por tanto, uno les debe sacar partido para alumbrar al mundo, en vez de enterrarlas o guardárselas para sí. Y cuantas menos tiene uno, menos se puede permitir el enterrarlas. El genio popular lo expresa muy bien cuando dice: Oye, si eres feo, al menos sé simpático.
Enterrar el talento es dedicarse a la envidia, al resentimiento, a señalar defectos ajenos, a estropearse el cuerpo con drogas, en vez de cultivar la amistad, el amor, la belleza, la elegancia, la cultura.Queda la cuestión de averiguar cuál es el talento o los talentos de cada uno. Cuando uno lo averigua, hala, a resplandecer.

lunes, 22 de febrero de 2010

Precaución, amigo conductor: Cave, amice dux

¿Conocen ustedes la canción de Precaución, amigo conductor?
http://www.youtube.com/watch?v=1ZDzVdYoEps
 Pues me he dado cuenta de que el estribillo está inspirado en el siguiente himno medieval, compuesto en el siglo XI por un monje bávaro que firma como Wilhelmus Schonaherensis y que alertaba a los padres de familias de los riesgos de correr mucho con el carro.
 He probado a cantarla con la música de la famosa canción y ¡encaja!

Cave, cave, cave, amice dux (precaución, amigo conductor),
semita periculosa (la senda es peligrosa)
et te spectat tua mater aut sponsa (y te espera tu madre o esposa)
ad tibi dandum amoris amplexum (para darte su abrazo de amor).


Cave, cave, cave, amice dux (precaución, amigo conductor),
tuus inimicus velocitas est (tu enemigo es la velocidad).
Memento filiorum tuorum (acuérdate de tus hijos)
qui amore tibi dicunt (que te dicen con cariño):
Non curras multum, paterfamilias (No corras mucho, papá).


A Perlita de Huelva, con todo mi afecto.

viernes, 19 de febrero de 2010

Anoche, cuando dormía

Soñé, bendita ilusión, que rezaba en la capilla de la plaza de toros de la Maestranza. Iba vestido de negro y plata y mi nombre figuraba en los carteles como Boqueroncito de Málaga. Una Virgen con el corazón atravesado por espadas derramaba lágrimas que caían sobre mí y me prevenía contra Verdiel, el toro que aquella tarde podía darme fama y muerte. Me explicó, en un lenguaje taurino que no domino y que no sé poner en pie, en qué lances (¿o se dice suertes?) debía aventurarme para conquistar la gloria sin conocer a la muerte. Es toda una aficionada a los toros esa Virgen con espadas.
Salí de la capilla y llevaba colgado al cuello un relicario con un bucle de mi novia. Un ángel majestuoso me puso en la frente un beso que relucía como el lucero con que Dios señaló a Caín para que nadie lo matara.
Y entonces salí a la plaza. Me saludaron infantas y princesas con mantillas blancas y cuando el toro entró echando fuego por los ollares, arañando el albero con las pezuñas y arremetiendo contra el aire, me desperté.
Y me quedé sin saber si soy un hombre de valor.

jueves, 18 de febrero de 2010

Lanzamiento de hez

Yo he perpetrado muchas atrocidades en mi vida: mearme en los hormigueros, matanza masiva de mosquitos, deshojar flores por amores que nunca tuve... Pero ninguna de ellas supera al Lanzamiento de la Hez.
Tenía yo unos cuatro añitos y me sobrevino la necesidad de hacer lo que nadie podía hacer por mí. Pero en vez de ir al baño, lo hice en el patio, con la precaución, inaudita a mi edad, de poner bajo mis posaderitas un papel, para que el regalo no tocase el suelo y pudiera yo luego transportarlo cómodamente a la basura.
Entonces me encontró en plena faena el Manolito, que era un amiguito de mi hermano. Manolito era perfectamente rubio y yo, no sé por qué, como soy medio gitano, les tenía manía a los rubitos. La ocasión, además, la pintaban calva, así que se me ocurrió la idea y no pude resistirme a ella. Le lancé la hez en pleno rostro y ella chorreó por sus rubicundas facciones lenta y untuosa, mientras lloraba a moco tendido y yo me reía a carcajada limpia.
Qué cruel y desenfadada es la infancia.
Cuando me preguntaron todos enfadados por qué había hecho, yo no supe qué decir. Pero ahora me doy cuenta de que tan sólo lo hice porque la idea se me ocurrió y me pareció tan brillante, que no me contuve. Lo hice porque podía hacerlo, con la misma crueldad con que los tiranos matan: porque pueden.
Menos mal que me castigaron. Si no, ¿en qué monstruo me podría haber convertido?
Manolito, anda, perdona.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Ceniza

Desde hace meses me ha estado buscando entre la multitud un ángel de ojos oscuros y terribles. Me dijeron que quería armarme caballero y por eso lo he esquivado de calle en calle, con escaramuzas que me da pudor consignar, pero es que yo no he nacido para la espada, sino para la rosa.

Ayer, al rayar el alba, me acorraló al fin en una callejuela. Pero no ha sido para entregarme una espada flamígera, sino para tiznarme la frente de ceniza. Y luego me ha dado un abrazo que, por decirlo de algún modo, parecía el de mi padre, cuando era novio y joven y yo aún no existía, un abrazo, como diría Dyhego, de muchísimos neutonios que ahora me sobran y quiero repartir y, mientras, me decía que de la ceniza nacen árboles gigantescos y que todo lo que me hace sufrir, todo lo que afea y ensucia el mundo, será belleza algún día, más aún, que ya lo es, pero que yo no me doy cuenta porque estoy siempre huyendo de la ceniza, y que una explosión cósmica e infinita arde desde siempre en nuestro honor y que miríadas de ángeles siderales combaten hordas de demonios para que no se apague ninguna de las flores estelares de este universo que ha tenido que ser tan grande para que sea posible nuestra frágil existencia.

Y eso quería deciros hoy: que el ángel no traía palabras de guerra, sino de consuelo.

martes, 16 de febrero de 2010

La parábola del hijo pródigo


Gracias a las explicaciones de mi hermano David, he entendido por fin la parábola del hijo pródigo (por cierto, de niño yo creía que pródigo quería decir “hombre que se va de su casa”).

Antes yo me ponía siempre de parte del hijo leal que nunca abandonó a su padre y que se niega a participar en la fiesta de bienvenida a su hermano derrochón y putañero. Pero entonces mi hermano David me explicó que sólo se pone de parte del hermano menor quien no entiende el amor, sino sólo la justicia. Si el hijo leal hubiera amado a su hermano tanto como lo amaba su padre, habría sido el primero en acudir a la fiesta y no habría hecho recuentos de cuántos chivos había matado el padre para la ocasión cuando a él nunca le había dado ninguno para comérselo con sus amigos.
El hermano menor tiene ese toque de soberbia del que piensa que él nunca ha roto un plato y por tanto se le debe mucho. Por la cuenta que me trae, espero que me traten no en función de lo que me deben, sino en función de lo que me quieren.

Demasiados años he tardado en entenderlo.

lunes, 15 de febrero de 2010

Discursito de Carlos Buempar

CARLITOS BUEMPAR: ¡Denunciemos a los padres y madres del mundo porque se ayuntan sin tener ni idea de lo que es la I-GUAL-DAD! Ellos son los culpables de que todos seamos tan diferentes y la igualdad tan difícil de alcanzar. ¿Acaso es justo que haya hombres de larga melena mientras otros estamos calvos? ¿Es acaso justo que yo no pueda ganar el concurso de Míster Universo?
PÚBLICO: ¡Nooooo!
CARLITOS BUEMPAR: La naturaleza se contenta con darnos a todos el mismo número de piernas y de dedos, pero ¡eso es muy poco! El concepto de justicia exige que tengamos el mismo número de pelos, de lunares y de neuronas, para que nadie pueda reírse de otro o despreciarlo por tener un lunar menos o una neurona de más. ¿Acaso es justo que yo tenga un lunar con pelo en la punta de la nariz mientras los demás la tenéis monda y lironda?
PÚBLICO: ¡Queremos un lunar con pelo! ¡Nos solidarizamos contigo!
CARLITOS BUEMPAR: Cuando desaparezcan todas las diferencias no habrá motivos para pelearse ni para envidiarse. ¡Creemos una criatura andrógina con lunares con pelo y calva y que pueda ser Místermiss Universo por turnos y habremos conquistado por fin el paraíso en la Tierra!

viernes, 12 de febrero de 2010

Discurso de Maripili

Señoras y señores:
Soy limpiadora de un cole de las afueras y mi razón para comparecer a este estrado es pediros que apoyéis mi propuesta de asignar a cada limpiadora cinco asesores, pues es el de limpiadora un trabajo difícil de realizar y que necesita de muchas estrategias y métodos. Así, mataremos dos pájaros de un tiro: daremos trabajo a más personas y contribuiremos a la higiene mundial. ¿No tienen los políticos sus asesores? ¡Pues las limpiadoras también los necesitamos! Un asesor podría indicarme qué rincones del colegio tienen más gérmenes y qué productos son los más indicados para combatirlos. Otro podría asesorarme sobre los movimientos tácticos que debo aplicar a la fregona. El tercero podría asesorarme acerca de mi atuendo y mi comportamiento personal, a fin de que las limpiadoras mejoremos nuestra imagen pública. El cuarto podría darme consejos acerca de cómo compatibilizar mi vida laboral y familiar y el quinto me lo reservo para uso privado.
Por todo ello, queridos conciudadanos, VOTAD SÍ A MI PROPUESTA.

jueves, 11 de febrero de 2010

Patines, monopatín y patinete

Ay aquellos años infantiles, cuando los Reyes Magos le trajeron a un hermano mío unos patines, a otro un patinete y a mí un monopatín. Íbamos los Cotta acelerados acera arriba, acera abajo y cada uno de los tres aseguraba que su regalo era mejor que los otros dos. Los patines eran de hierro y estruendosos: el ruido de la despreocupación. El patinete era amarillo como el sol y mi monopatín era una bengala. Los ángeles de la guarda hacían horas extra deteniendo coches cada vez que las ruedas nos sacaban de la acera a la carretera.

Luego llegábamos a casa sedientos y sudados, a una madre sonriente que nos besaba las mejillas. Y el agua  se quedaba con toda nuestra mugre y nosotros con toda su limpieza, para seguir jugando en el salón a toros y toreros y romper de una cornada la cristalera del salón y por enésima vez ese jarrón enorme con girasoles de plástico que el Piyayo había recompuesto con pegamento como siete u ocho veces.

A todos los que han hecho posible esa felicidad y a todos los que hacéis ahora que otros sean tan felices o más que yo entonces, gracias.

Ab imo pectore,
Jesús Cotta

miércoles, 10 de febrero de 2010

Derecho a la blasfemia y el Cristo de Monteagudo

Tenía yo previsto hablar de algo agradable, pero resulta que me han llegado dos noticias que me han dejado tocado: la primera es una invitación a sumarse a un manifiesto exigiendo que en Irlanda la ley no castigue la blasfemia. La segunda es que no sé qué asociación ha pedido que retiren el Cristo de Monteagudo, en Murcia, porque está en un espacio público y, por lo visto, en los espacios públicos se puede poner cualquier cosa, por ejemplo una estatua en honor al inventor del hilo dental, pero no una imagen religiosa, porque eso sería ofensivísimo. ¡Oh, cuánta libertad!

Amoavé: respecto a la primera, siempre ha habido blasfemias y los creyentes las soportan como pueden. Si un Estado se empeña en tomar cartas en el asunto, veo bien que sea para limitarla a lo privado, no para convertirla en derecho. Sería como convertir en derecho el poder tirarse peos en público con intención de molestar, que no otra cosa persigue la blasfemia. Por otra parte, está claro que el blasfemófilo es un tipo resentido que, en vez de alabar lo que le gusta, se dedica a escupir contra lo que no le gusta, porque no sabe criticar sin insultar. Un asco. Una cosa es criticar el cristianismo o el Islam y otra muy distinta insultar a la Virgen o a Mahoma. El que critica piensa, mientra que el que se limita a blasfemar expele.

Respecto a la segunda: el Estado es aconfesional, pero la sociedad no. Así que, puesto que el Estado está al servicio de la sociedad y no al revés (a no ser que uno sea partidario del totalitarismo), el Estado debe favorecer que la sociedad se exprese como quiera siempre que no vulnere los derechos humanos, en vez de imponernos la manera en que hemos de expresarnos. Lo que atenta contra un Estado aconfesional no es que haya una estatua religiosa en una plaza pública, sino que el Estado nos obligase a rezarle. La libertad de expresión no consiste, pues, en prohibir lo que pueda ofender a los susceptibles, sino en que los susceptibles no lo sean tanto y se sumen a los libres. Y la aconfesionalidad sólo consiste en dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, y no en eliminar a Dios allí donde reine el César.

En fin, si no lo digo, reviento.

martes, 9 de febrero de 2010

Una canica para seis hermanos

Pues resulta que cerrábamos todas las puertas de un pasillo donde no había muebles, sino un enorme rectángulo de paredes. Y allí los seis Cottas macho jugábamos con una canica, mientras mi hermana intentaba en su cuarto estudiar en vano. El juego consistía en lanzar la canica al aire para que chocase contra cualquier sitio y rebotase en el lugar menos pensado. Ganaba quien la agarrase primero y ese tenía que volver a lanzarla. No os quiero ni contar cómo acababa la cal de las paredes. En nuestro mérito he de decir que el menor de nosotros tenía un añito y estaba vestido sólo de un pañal sentado en el suelo admirándonos y los otros cinco no le hacíamos ni un rasguño. ¡Habilidad de hermanos alocados pero responsables!
Y entonces la canica de pronto desapareció como el gato de Shrödinger. Nos miramos todos los bolsillos y ni rastro de la canica. Revisamos las paredes por si se había incrustado. Y tampoco aparecía. Entonces se extendió por el pasillo un desagradable hedor y descubrimos que el menor había hecho popó y, cuando lo levantamos del suelo, descubrimos que la canica había atravesado aquella materia marrón limpiamente, como un meteoro.
¡Lo que nos reímos con aquello! Y luego nadie quiso jugar con la canica.
Ni el parque de atracciones más sofisticado, ni la wi más completa, ni los juguetes más caros de El Corte Inglés, me han proporcionado a mí tanta felicidad como aquella canica para seis.

Y gracias, Ramón Simón, por recomendar mi poesía.

domingo, 7 de febrero de 2010

Aforismos XXV

1. Dar limosna para tranquilizar la conciencia no es malo. Lo malo es no dar limosna.
2. Quizá no tengamos obligación moral de amar al prójimo, pero los que lo aman son mejores.
3. La única necesidad humana imposible de satisfacer en vida es la de no morir.
4. El ser humano es hijo único.
5. El único animal que tiene que limpiarse el culete tras defecar es el hombre.
6. Los espíritus más grandes anhelan lo más grande, aun cuando lo más grande no existiera.
7. Cuanto menos Dios hay por las calles, más me cuesta esquivarlo.
8. De nada sirve romper las Tablas de la Ley si vivimos entre estos barrotes.
9. Se queja mucho de Dios el que se pasa el día sin hacerle caso.
10. Matar a Dios para absolver a Onán. ¡De todo es capaz un hombre por nada!

viernes, 5 de febrero de 2010

Fuera esos rencores

Durante un tiempo cierta persona me trató mal. Y, años después, el solo recuerdo de su rostro y su presencia me producía aún taquicardia, me aumentaba la calvicie, que por entonces no era galopante, y me bajaba la libido. Pero un día me decidí a poner todo eso por escrito, con detalle. Fue mi primera incursión en el género autobiográfico y de la confesión. Y, milagros de la literatura, me reconcilié con él. Ahora soy capaz de pronunciar su nombre sin sentir arcadas y de recordarlo incluso con cariño. Hasta sería capaz de tomarme con él un par de cervezas.
Un alumno mío me ha pasado unos escritos suyos y yo lo estoy animando a que siga: la literatura es una gran exorcista. Si a alguno de vosotros la literatura le lleva a acariciar la idea del suicidio, ¡que queme el libro o que deje de leer y de escribir y se dedique a correr por las playas solitarias! Si la palabra no nos salva, que al menos sea el viento de Dios el que mate vuestros demonios.
Un abrazo a todos. Hoy es viernes y me he levantado así de estupendo.

jueves, 4 de febrero de 2010

Hombres de letras, hombres de ciencias

Una de las frases preferidas de mi hermano el químico es "Todo es química", a lo que los hermanos filólogos respondíamos "Todo es lenguaje". Reduccionismo contra reduccionismo. Lo que se afirma sin pruebas se puede refutar sin pruebas.
Pero me estoy yendo por las ramas. Mi hermano el químico siempre se ha reído de la incultura científica de los hombres de letras que, encima, van de cultos. Y tiene toda la razón. Me contó que en un bar de copas se encontró con un poeta de cierto renombre que al saber que mi hermano era químico le preguntó lo siguiente:
-¿Las moléculas tienen muchas vitaminas?
Yo intenté justificar al poeta diciendo que, a pesar de una pregunta tan tonta, quizá escribía buenos poemas, pero, la verdad, se me han quitado las ganas de leerlo.

Y, para quien quiera, novedad en el Eroticón.

miércoles, 3 de febrero de 2010

El buen gusto de los niños

Me cuesta trabajo hablar de este asunto, porque no quiero que me tachen de elitista, pero siempre he pensado que en cuestión de gustos hay grados: el que tiene el gusto poco cultivado cree que el colmo del buen gusto es lo esdrújulo y florido, pero el que tiene realmente buen gusto se mueve en otro ámbito más complejo. A algunos niños pequeños lo que más les gusta son las chuches. Hacen falta tiempo y aprendizaje para darse cuenta de que el dulce de las golosinas empalaga. En poesía y literatura pasa lo mismo. Cuando me encuentro gente que me cuenta que le encanta Dan Brown, me doy cuenta de que está en un grado inferior del gusto, como me ocurría a mí cuando era incapaz de saborear una bebida que no fuese Fanta o Mirinda. Y no siento por ellos desprecio, sino compasión. Me encantaría poder imponerles las manos para que pudiesen disfrutar de manjares más exquisitos. Pero la imposición de manos, por desgracia, no surte esos efectos.
Me parece muy triste pasar por la vida sin degustar la excelencia. El caso es que a los niños les gusta muchísimo más Homero que Dan Brown. He realizado la prueba. De lo que deduzco que el gusto no crece con la edad: a veces decrece.

martes, 2 de febrero de 2010

Porros y poesía

Hoy me he dado cuenta de que soy un forofo de la intensidad y ando siempre en su busca. Por eso no hace mella en mí la máxima délfica que exhorta a la moderación. Los paraísos artificiales me tientan mucho. En el ambiente adecuado, que no es precisamente el adecuado, yo sería un drogata empedernido. Y creo que la literatura y, en especial, la poesía me han salvado de los psicotrópicos. 
La poesía es valiosa en sí misma, pero en mí produce, como regalo, ese efecto salvador: ella me inyecta en vena la intensidad que necesito para vivir.
La buena poesía, la de calidad, la que no está adulterada, me traslada a otro sitio mucho más bonito que este.
De verdad, amigos, la recomiendo, si uno quiere abandonar una adicción.
Contra porros, poesía.

lunes, 1 de febrero de 2010

Frammenti

1. Leo muy rápido las noticias y, claro, las digiero mal.
2. Sinesio de Cirene es un orador cristiano que compuso un Elogio de la calvicie. Uno de sus argumentos es que la calvicie muestra la esfera, una perfecta creación divina.
3. En mi trayecto hacia el trabajo siempre me cruzo con los mismos, pero nunca nos saludamos.
4. La mejor cirugía estética es la resurrección de la carne.
5. Mil veces me han dicho "Si vis, potes" (si quieres, puedes). Pero en mi experiencia sé que es lo contrario: Si potes, vis (si puedes, quieres). Por desgracia.
6. La mala educación consiste en recordar mediante gestos o actitudes que somos animales. Lo descubrí viendo a un viandante rascarse el paquete.
7. "Nada en exceso" dijeron los griegos. Pero se olvidaron de decirme cómo demonios se consigue eso.
8. ¿No es un milagro que si voy habitualmente leyendo por la calle no haya pisado aún una caca de perro?
9. ¡Qué desgraciadito me siento los lunes por la mañana!
10. Les he preguntado mil veces a mis amigos economistas en qué consiste la inflación y aún no me he enterado.