jueves, 6 de noviembre de 2008

La originalidad

Cada vez que les hablo a mis alumnos de la Ilíada, se enfada alguno porque le he contado el final. En vano intento explicarles que los libros clásicos son buenos e interesantes aunque uno sepa el final, que la intriga es un señuelo que utilizan a veces los malos escritores para que el lector soporte unas cuantas páginas de morralla. Pero ellos no lo entienden, porque viven en la época de la intriga, la sorpresa, los efectos especiales, lo novedoso. Prefieren viajar a Amsterdam porque es muy moderno eso de que haya tantas putas y tanto porro que a Roma con su anfiteatro, sus termas y sus catacumbas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Un poco pesimista, ¿no? Alguno querrá ir a Amsterdam a ver el Museo Van Gogh. Y La Pasión de Mel Gibson fue taquillazo y todos sabíamos el final...

La gata Roma dijo...

La verdad es que cuando escribo no sé crear intriga, ni mantenerla; me gustaría pensar que tengo otras cosas… en fin, esto tiene un desenlace triste.
La cosa es que me encantaría ir a Holanda, desde pequeña es un pais que me llama muchísimo la atención, y evidentemente las putas y los porros las hay en cualquier lado y despiertan en mi el mismo interés aquí que allí. Claro que yo no me cansaré de recomendar Roma, y tras dos visitas ya cuento los días que me puedan faltar para ir por tercera vez. Sus alumnos crecerán, y de algunos se sentirá orgulloso.
Kisses

Jesús Cotta Lobato dijo...

Querido anónimo. Ojalá quiera alguno ir a Amsterdam a ver el Museo Van Gogh, aparte de fumar porros. Y en cuanto a La Pasión, como bien demuestras, las buenas historias son buenas aunque nos las sepamos de pe a pa.
Querida gata roma, suscribo todas tus palabras