domingo, 16 de noviembre de 2008

Elogio del consumismo II

Lo malo no es comprar muchas cosas, sino comprar personas con esas cosas, comprar cosas y no compartirlas, comprarlas para quemarlas en una orgía de nuevos ricos. Los mejores momentos que recuerdo de mi vida no habrían sido posibles sin dinero: retozar en una buena cama después de una sesión de baño relajante, ir con mi buena mochila y mi buena comida con mis amigos en coche hasta un parque natural y desde allí echar a andar y grabar en vídeo a una cierva blanca, comprarme con mi primer sueldo los libros que tenía que pedir antes prestados en las bibliotecas...
La prueba de que la gente gana dinero para hacer felices a las personas es que nadie quiere mucho dinero y muchas cosas siendo Robinson Crusoe en una isla deshabitada.
Ya sabemos que ser es mejor que tener y que el dinero no da la felicidad. Pero también es cierto que consumiendo se es muy feliz, se duerme mejor y, en fin, se hacen mejor y más a gusto esas cosas que nos gustan tanto. Eso de Diógenes es una tontería. Podía haberle pedido a Alejandro otra cosa, por ejemplo, dinero para fundar una escuela filosófica, o un hospital para parias, pero Diógenes era un soberbio; se creía superior por no tener nada y ser mucho. Otros más listos habríamos calentado la cabeza a Alejandro pidiéndole cosas. Alejandro estaba dispuesto a dar como quien era: tenía y era generoso y eso le hacía ser mucho. Diógenes se portó como quien era: no tenía nada y eso le hacía ser un fatuo, por eso prefirió humillar a un grande.

2 comentarios:

José María JURADO dijo...

Pero es que Diógenes sabía que Aljandro no se lo iba a dar, o a que al menos no se lo iba dar sin sacrificar su libertad, esto es, Alejandro no regalaba, concedía.

Lo pongo por jorobar, porque la reflexión es muy, muy aguda de tu parte.

Me he llevado un susto, por dos veces me ha parecido que decía elogio del comunismo, trampas de las letras.

Creo que el comunismo también se puede elogiar, al menos 72 años seguido e impunemente.

¿Po qué no te pones a ello, camarada?

Jesús Cotta Lobato dijo...

A mí siempre me pareció un poco soberbio este Diógenes. Alejandro Magno lo admiraba y fue a ver a ese zarrapastroso y éste va y le sale con ésas, con tal de no tener que estarle agradecido. En cuanto al elogio del comunismo, todo es ponerse, pero sólo le veo buena la intención. Los inquisidores también tenían muy buena intención. Un abrazo