viernes, 28 de noviembre de 2008

El amado

Siempre me ha sorprendido que, aunque la muerte más dolorosa es la del hijo y no la de los padres o la del amado (o sea, la del marido o mujer o novio etc), nos duela mucho más ser abandonados por el amado que por el hijo y los padres juntos, porque el hijo nos abandona en pos de la vida y los padres en pos de la muerte y tanto una despedida como la otra son inevitables ciclos de la vida, pero el amado nos abandona porque quiere y en pos de algo o alguien mejor para él que nosotros y su marcha tiene algo de evitable fracaso personal; si seguimos amándolo, su marcha nos sume en una soledad mucho más honda, porque era él la persona escogida por nosotros para la travesía de la vida y para sobrellevar juntos, entre otras cosas, la marcha de los padres y la de los hijos. Quizá por eso también su marcha es tan liberadora si no lo amamos. ¿Puede haber algo más hermoso que una persona que no concibe sin ti el universo, pero que sólo está atada a ti por su libérrima voluntad?

2 comentarios:

Juanma dijo...

Hermosísima pregunta, querido Jesús. Es muy probable que no pueda haber algo más maravilloso.
Un abrazo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

La poesía tal vez. Sin amor yo sólo me consolaría con la poesía. Un abrazo, Juanma