sábado, 1 de noviembre de 2008

Día de todos los santos

Hoy, día de todos los santos, quiero rendir homenaje a todas esas personas buenas que murieron sin fama ni gloria pero que pasaron por la vida sin aplastar la inocencia, defendiendo al débil, siendo más exigentes consigo mismos que con los demás. Nadie los ha canonizado y por eso es justo que hoy celebremos su fiesta. La comienzo yo con un poema:

¡Qué duro lecho la tierra
para quien nació de un seno,
besó la frente materna
y dejó en ella un lucero!
¡Qué oscura madre la noche
para quien tenía un fuego
solar en las manos recias
y en la sonrisa un destello
y llevó niños al hombro
y aves en el pensamiento
y por manos de mujer
flores de almendro en el pecho!

4 comentarios:

Juanma dijo...

Qué bonito poema, querido Jesús.
Un abrazo.

Lopera in the nest dijo...

Es un poema para todos nosotros, porque la fama y la gloria son pasajeras. ¿Quién era famoso y glorioso hace 3 millones de años?

Jesús Cotta Lobato dijo...

Gracias, Juanma. Ah, lopera, claro que es para todas las personas buenas. Un abrazo

espe-laveletavarada dijo...

Jesús: Cada día me gustan mas tus poemas,¿cuando publicas algunos?, sabes que yo los leeré todos. Besos. Esperanza.