sábado, 18 de octubre de 2008

Cómo demonios comerse un caqui


No hay manera digna de comerse un caqui. De veras que lo he intentado. Con cuchillo y tenedor es imposible: la pulpa se desparrama como una mermelada en el plato y no se va a poner uno a relamerla. Con cuchara es más difícil todavía, porque como no hay cuencos para caquis, el cuenco acaba siendo la palma de la mano, donde el caqui acaba chorreando por más esmero que uno ponga. Una amiga me enseñó a comerlo mediante el método de succión aséptica. Consiste en quitarle el tallito al caqui, meter allí la boca y chupar hasta dejarlo seco, como si uno fuera un ave nectarínida. Es antiestético, pero uno no se mancha. Eso sí, no puede uno rebanar la pulpa que se queda adherida a la piel del caqui. En realidad, la única manera de aprovechar todo el caqui es hozar en él. Por eso, no recomiendo pedirlo en una pedida de mano o en una comida de trabajo.

4 comentarios:

Yo misma dijo...

De todas formas,lo que está claro es que se disfruta como un mono comiendo alguna fruta que nos empape y nos chorree... Umm la sandía fresquita en verano!

Jesús Cotta Lobato dijo...

¡Ay el corazón de la sandía! ¿Cómo ha podido surgir en el universo una criatura tan apetitosa!

Yo misma dijo...

Tengo también otro vicio oculto relacionado con la fruta: comer naranjas pero peladas con los dedos, tengo un vicio enorme, tan grande es que aunque la piel sea fina, soy capaz de no hacerle una muesca a la carne por dentro y pelarla en menos de un minuto. Parece ser, según mi madre, que desde que tenía dos años tenía esta habilidad y me ponía toda la cara, las manos y el cuerpecito perdido de naranja. ¡Ya mismo viene la temporada de comerlas a todas horas!
Saludos!

Jesús Cotta Lobato dijo...

Yo he intentado iniciarme en ese vicio, pero siempre la acabo rompiendo. Sólo lo consigo con las mandarinas.