miércoles, 3 de septiembre de 2008

Wall-e


Recomiendo vivamente esta película para quien esté harto de cine pesimista, grosero, incomprensible o sencillamente provocador. Es muy fácil hacer un cine que tenga al menos uno de esos cuatro adjetivos. Lo difícil es hacer Wall-e.
Los hombres de esa película utilizan toda su impresionante tecnología para vegetar, pero Wall-e usa su pobre maquinaria para hacer algo más grande que él mismo. Con un lápiz y un papel, Wall-e escribe la Ilíada; el hombre, usa un papel de oro para limpiarse el trasero, y un lápiz multicolor con música y vibrador para rascarse la oreja.
Wall-e hace grande lo pequeño; el hombre hace pequeño lo grande. Esa es la enseñanza de esa magnífica película.
Wall-e es también el poder redentor y motivador del amor, la inteligencia, el trabajo, el ingenio, la lealtad. No es el prota porque le pasen cosas, sino porque las hace. Si yo hubiera hecho en mi vida la décima parte de lo que ese robot chatarrero hace en la película, habría escrito ya unas memorias.
Que no se la pierda quien quiera ser como Wall-e, quien no se conforme con ser él mismo, sino que quiera ser más que él mismo.

2 comentarios:

José María JURADO dijo...

pero en las naves con los gordiflones la peli se desinfla, lo mejor wall-e acunándose a sí mismo.

Jesús Cotta Lobato dijo...

Tienes razón. Aun así, no me aburrí lo más mínimo con los gordinflones. Un abrazo