miércoles, 31 de diciembre de 2008

Ulises

Esta noche de invierno y de sosiego,
Telémaco, recuerdo la nobleza
de Alcínoo, aquel rey que oyó mi ruego
y sin saber quién era, con alteza
me acogió. Ya en la mesa, un bardo ciego
-Demódoco es su nombre- con destreza
cantó mi historia. Y yo sentí tal fuego
que cubrí con un velo mi cabeza.
Nadie veía en mí más que un extraño
y tan sólo aquel ciego me veía
con cantos que llegaron un buen día
antes que yo a mi patria.¡Cuánto daño
para los náufragos que desesperan
si los aedos ciegos no existieran!

martes, 30 de diciembre de 2008

Aforismos I

-Al final de los tiempos, Lázaro habrá resucitado ya dos veces.
-Quien ama a los animales no los domestica. Los prefiere libres.
-A muchos no les gusta la libertad porque es involuntaria
-Post coitum, triste. Post triste, coitus
-Cuando uno critica se pone más feo, pero cuando lo critican se pone más guapo.
-La ducha nos hace a todos más amables

domingo, 28 de diciembre de 2008

Usque ad finem

A mis veinte años llevé mis mejores poemas a un famoso poeta para que me diera su opinión. El día en que me llamó yo estaba hecho un manojo de nervios. Los hombres temen a las mujeres cuando éstas se prueban una prenda y les preguntan qué tal les sienta, pero reconozcamos que los poetas somos más quisquillosos cuando damos a leer una obra nueva. Este poeta no se anduvo por las ramas. Me dijo que todos los poemas eran malos y salvó un verso y medio. Me fui de allí furioso y deprimido y reprimiendo el rencor. Pero hoy me alegro de lo durísimo que fue conmigo. Lo que no me mató me hizo más fuerte. El poeta del todo nunca tira la toalla. Si entonces no la tiré, ¿por qué tirarla ahora? Así que animo a los poetas a aguantar hasta el final en busca de la belleza.

sábado, 27 de diciembre de 2008

¡Ay las playas!

No sé por qué me gustan tanto las playas. Cuanto más frío hace, más las echo de menos. Cuanto más rubias, salvajes y solitarias, mejor. En la playa no se puede hacer nada más que disfrutar de ella y hacer el bestia y pelearte con las olas o dejarte arrastrar por ellas o hacer un collar de conchas y embadurnarte de arena calentita cuando tienes frío. En la playa disfrutamos más los hombres que sabemos jugar como niños sin dejar de ser hombres.
Si alguna vez estás triste o aburrido, dile a quien más te guste que te lleve a la playa, a una playa sin chiringuitos ni accesos fáciles: que os cueste un poco gozar de su belleza. Allí el sol os dirá qué es lo que tenéis que hacer.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Oyendo la música del órgano

Cómo se abre a ti mi corazón
y en volutas, girolas y crepúsculos
echan a volar místicos pájaros
sin saber qué cantar ni en qué posarse.
¿Por qué me harás llorar con esa música?
¿A qué valles remotos me conduces?
¿Qué cauces debo abrir con estas hachas?
Yo no sabía, hasta que oí tus cítaras,
que tenía unas alas
que me llevan tan alto,
Señor de las más íntimas estrellas.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Recuerdo navideño


Recuerdo una navidad en mi pueblo. Tenía yo cinco años. Mi hermano Alfonso y yo decidimos hacer un belen viviente. Yo hacía de san José, mi amiga Pili de Virgen María, mi hermano Alfonso de ángel y el niño más pequeño de la calle lo secuestramos para que hiciera de niño Jesús. No se nos ocurrió mejor sitio para poner el belén viviente que el cuarto de baño, porque nos parecía el lugar más limpio y digno y enviamos a otros niños como emisarios para anunciar a los vecinos la buena nueva. Cuál fue nuestra sorpresa cuando los vecinos se desternillaban a carcajada limpia al ver al niño Jesús en el bidé (era lo más parecido a un pesebre que había en el baño), al ángel con las manos enlazadas y subido en la lavadora. Y a pesar de todo lo que se reían, nosotros no perdimos la compostura.

En fin, amigos, que el cometa os traiga a todos el oro de la prosperidad, el incienso de la salud y la mirra del amor.

lunes, 22 de diciembre de 2008

La pureza en unos ojos

No suelo hablar de mis clases en esta bitácora, pero hoy hago una excepción en honor a una alumna mía de latín. Tiene síndrome de Down y corea con todos las declinaciones cuando las cantamos (cada declinación con una tonada), se sabe la lista de los dioses y cantó, con qué ilusión, en el salón de actos con los demás alumnos el Gaudeamus igitur y el Adeste fideles. Es la alumna más aplicada de la clase, la más obediente, la más hacendosa. Cuando explico cualquier cosa, me mira con toda su ilusión, para entenderme y seguirme.
Me enternece esa niña. Quiero agradecer aquí su existencia y que me haya tocado en suerte tenerla como alumna. Me recuerda que lo importante en mi vida no es si fumo o si dejo de fumar, si publico o no publico, si Descartes tiene más razón que Pascal o al revés, sino el amor que yo pueda dar para que una chica como ella siga siendo feliz.
Ex corde,
Jesús Cotta

domingo, 21 de diciembre de 2008

La Bella y la Bestia

Según Chesterton, en La ética de los cuentos de hadas, la lección de La bella y la bestia es que hay que amar las cosas antes de que sean amables. Que no se me olvide.

sábado, 20 de diciembre de 2008

Poesía

Me pregunto por qué la poesía tiene cada vez menos lectores, por qué los novios ya no encargan a un vate profesional la composición de un himeneo para el día de su boda, por qué un novelista mediocre vende tanto y un poeta excelente tan poco, por qué el pueblo ya no se expresa con la poesía, por qué novela y teatro la han expulsado de la épica y del drama.
Quizá, gracias a esa desgracia, la poesía se está purificando, quiere seguidores fieles, no espurios. Es ya el reducto de los místicos, del arriesgado buscador de perlas naturales. En esta época donde nada de lo que gozamos se concibe como un don, sino como un derecho, la poesía es para los inadaptados.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Fútbol y niñez

El fútbol y yo nunca nos hemos llevado bien. Claro que esto es un problema mío, no del fútbol. No sé si tengo alguna tara genética que me impide manejar bien el balón. Sólo sé que desde que tengo memoria me parecía soberanamente aburrido ese deporte y que me fastidiaba que mis amigos perdieran el culo por jugar al fútbol con lo chulo que era jugar a los pistoleros, a policías y ladrones, al escondite, al pilla pilla... Tal vez por eso, con un poco de vergüenza, me escapaba a veces a jugar con las niñas a la comba, que me parecía de lo más divertido. Ya conozco varios que de niños huimos del fútbol y que tuvimos que cargar con el sambenito de mariquita. Una vez un hermano me aconsejó soltar esta perla al que me llamase mariquita: “Tráeme a tu hermana y verás”. Yo, sin entender bien lo que decía, se la solté a un niño que no era precisamente un encanto y me molió a palos, aunque no tenía hermana. Pero se ve que yo debí darle algún que otro puñetazo porque dejó de llamarme mariquita aunque seguí sin jugar al fútbol.

jueves, 18 de diciembre de 2008

Entre la musa y la tiza

Hoy, en mi instituto, el IES. Martínez Montañés, he dado una charla sui generis a alumnos y profes titulada Entre la musa y la tiza. He hablado de por qué escribo y por qué enseño. El instituto me ha hecho incluso un obsequio que yo ni me esperaba. Estaba yo muy nervioso porque nunca he mezclado mis libros con la enseñanza, pero los profes y los alumnos que vinieron eran todos encantadores y me lo he pasado bomba. Quiero darles a todos las gracias. No estoy acostumbrado a un público tan amable e incondicional.
Ex corde,
Jesús Cotta

Los árboles no pueden suicidarse


Los árboles no pueden suicidarse,
el viento sopla sin saber que existe,
el mar ignora que lo están mirando,
la tierra no conoce sus volcanes.
En tiempos de diluvio universal,
cuando las ramas del olivo vuelan
en picos de palomas extraviadas,
ya no saben qué hacer con tanta agua
los ríos y las fuentes y las ranas.
Un hombre es una cosa que lo sabe
y saberlo no sirve para nada,
pues todo es sin querer, incluso un hombre.
Las mariposas por ejemplo insisten
en no saber que son hermosas.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Visita a las secuoyas

Se encuentra usted en la absoluta sombra.
El sol no llega al suelo desde siglos.
No lo quiere la hierba sombreada,
que es como el musgo de la cara oculta.
Ya estaban las secuoyas cuando Dafne
no era laurel aún ni Cristo un hombre.
Y hay aves que no alcanzan tal altura,
los hombres entre ellas todavía.
¿Para qué ir a ver los rascacielos
temblones que además se resquebrajan
si hay secuoyas que llegan hasta el sol?
Abrácese a sus troncos cuando llueva,
mas no se enoje si ellas no hacen caso.
Está prohibido hacer fotografías.

martes, 16 de diciembre de 2008

Ya se escancia la lluvia

Ya se escancia la lluvia en verdes copas,
me suben tronco arriba hiedras y aves,
prenden mi corazón tus trepadoras.
En un frondoso mar de madreselvas,
donde comen mis ciervos de tu mano,
te has convertido en luz.
Y se cimbrean todos los árboles
y todas las campanas me despiertan
y rompen a cantar todos los pájaros.
El cáliz ya rebosa entre estas flores,
tú con todos tus soles y tus lunas
y yo con mis estrellas.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Eliot

Eliot era norteamericano, pero se nacionalizó británico y pasó a ser el gentleman más perfectamente inglés del momento. Admirador de Dante y del cristianismo, seguidor de la High Church, la gente se preguntaba si se convertiría al catolicismo como otros muchos escritores ingleses de la época. Y uno de los conversos dijo:

“Eliot perdió toda su capacidad de conversión al hacerse inglés”.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Elogio de la caridad

Está muy de moda criticar la caridad con argumentos del tipo "Eso de dar comiditas a los pobres calma las conciencias, pero no resuelve el problema; a los pobres hay que enseñarlos a hacer el pan, no darles pan". Sí, pero el problema real es que yo ni sé ni tengo tiempo para enseñarles a cultivar el trigo y a hacer un horno. Tampoco tengo dinero para comprarles una tierra y un molino. Y si tuviera todo eso, ¿quién les va a dar de comer mientras montan el molino?
La caridad es mucho más efectiva que lo que proponen ellos, porque le soluciona al necesitado de al lado el problema del día, el verdadero problema, el problema consistente en que no tengo zapatos para andar en invierno ni pan que llevarme a la boca. La caridad es sabia. Además, siendo prácticos, es mucho más fácil dar un pan aquí y ahora que irte al Congo a enseñar a los congoleños a elaborar artesanías. Esto último lo hacen los héroes, los santos y los misioneros. Los demás, damos una limosnilla.
Pero el valor real de la caridad no es sólo el bien que uno procura al otro, sino el bien que uno se procura a sí mismo: te haces mejor persona, menos egoísta, más generoso, más humano, no estás sólo pendiente de tu estómago, sino del estómago de los demás. Así que, salvo los misioneros que están ahora jugándose la vida en el Congo o en los Andes, los demás no estamos muy legitimados para criticar la caridad. Además, a veces, los que critican la caridad son los que menos hacen por los demás. Es muy fácil y baratito decir que lo que hay que hacer es montar escuelas en el Tercer Mundo en vez de comprarles juguetes por navidad a los niños pobres, porque como tú no tienes que ir a África a montar la escuela quedas la mar de bien diciéndolo y así te justificas por no ir a la tienda de abajo a comprar un cochecito y una muñeca para los niños pobres de tu barrio.
Cuando la gente critica la caridad y pide justicia, en el fondo está desentendiéndose de su obligación personal de ser bueno y achacándola al Estado, que como no es nadie no se queja.

sábado, 13 de diciembre de 2008

Nacimiento de la metafísica

CON CARIÑO, PARA MI HERMANO DAVID
Ganímedes Patarre: Yo soy la persona del mundo a la que más le gustan las castañas
Melitón Taina: No, porque a ti te gustan asadas, no crudas y, por tanto, hablando con propiedad tendrías que haber dicho: Soy la persona del mundo a la que más le gustan las castañas asadas.
GP: No, porque la castaña asada, al perder humedad, es castaña concentrada. A mí lo que me gusta es la castaña en sí, su esencia, no accidentes prescindibles como la humedad.
MT: No, porque la castaña es también esa humedad como otras cosas que también se pierden al asarse. En realidad lo que a ti te gusta no es la castaña, sino otra cosa distinta, que podríamos llamar cuchibambo, porque en la castaña asada se ha producido un cambio sustancial.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Una frase de Tocqueville

Me encanta esta frase de Alexis de Tocqueville:

Los partidarios de la libertad siempre tienen razón.

Esto implica que si el presi, por razones de salud, quiere prohibir el tabaco o el alpinismo, o por laicismo, las procesiones religiosas, sencillamente se equivoca. El partidario de la libertad no obliga a nadie a fumar, a hacer alpinismo o a vestirse de nazareno, pero tampoco prohíbe que quien quiera lo haga.
Lo malo de esta máxima es que me lleva racionalmente a legalizar todo tipo de drogas. Lo veo lógico y sensato, pero me asusta. Y no sé qué argumento utilizar para abrazar esa máxima de Tocqueville sin verme obligado a legalizar la heroína.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Una pesadilla

El catorce de septiembre soñé que un hombre me condujo, a petición mía, a un piso de prostis. La prosti me aguardaba tumbada en un sofá. Y cuando la toqué, se convirtió en un monstruo. El rostro era realmente espantoso y me clavó los colmillos en la yugular. Yo me defendía metiéndole la mano en la boca, para que las arcadas la obligaran a soltarme. Asqueroso y abominable. Me dejó casi sin sangre y me arrastré pálido y exangüe por la calle. Recuerdo que yo era la viva imagen de la agonía y de la muerte.
Como diría santa Teresa de Jesús, dicho así parece poca cosa, pero el pasarlo fue mucho.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

Religión y superstición

Me acaban de enviar uno de esos correos que te amenazan con cuatro años de desgracia si no lo reenvías a un mínimo de diez personas. La que me lo ha enviado es una de esas que se ha cagado de miedo y me lo envía a mí para meterme el miedo en el cuerpo. No la culpo. Sencillamente está asustada. El texto va sobre los horóscopos.
Pero yo no creo en horóscopos. Seguramente si yo no creyera en Dios, terminaría creyendo en horóscopos y acabaría reenviando ese mensaje a treinta personas, por si acaso. Esto demuestra que religión y superstición son cosas radicalmente distintas.

martes, 9 de diciembre de 2008

Las malas consecuencias

Quiero eso, pero no sus consecuencias. Quiero ese pastel, pero no que me engorde. Quiero el puntillo, pero no la resaca. Quiero la droga, pero no sus secuelas. Quiero esa aventurita amorosa, pero no sus complicaciones. El día en que se invente el pastel suculento que no engorde, la borrachera sin resaca, la droga sin secuelas y el cuerno sin complicaciones, nos dividiremos en dos grupos de personas: los que pierdan el interés por el pastel, la borrachera, la droga y el cuerno y los que nos hagamos adictos de esos placeres que nos acabarán destrozando y alejando de todo lo demás, porque ¿cuántos serían capaces de no lanzarse como cosacos una y otra vez al pastel feliz, al cuerno de oro, a la droga perfecta, a la borrachera sin fin? En fin, que las consecuencias malas de las cosas buenas están muy bien puestas donde están, porque, si no lo estuvieran, esas cosas serían más malas todavía.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Bucólicas

He estado cogiendo naranjas, limones y mandarinas en un huerto. Estaban los árboles tan cargados como árboles de navidad. El limonero me ha pinchado, pero es justo que le pague el tributo de un poco de sangre a cambio de tantos limones tan gordos, tan prietos, tan aromáticos. Y las mandarinas han hecho hoy las delicias en una mesa con más de dieciocho comensales. En cuanto a las naranjas, ay, las naranjas... Las naranjas están hechas para la boca del hombre. Se pelan bien, perfuman las manos y sus gajos no son ni muy grandes ni muy pequeños. Cuando uno se come una naranja madurada en el árbol, cierra los ojos sin querer. Es una sensación fuerte y dulce. Lo mejor de la Tierra negra y parda está en ese sol líquido y refrescante.
Siempre que me meto entre naranjos y limoneros, me ocurre lo mismo: me dan unas ganas locas de abandonar el mundanal ruido, de retirarme al campo a vivir de lo que labro y de escribir poemas sólo cuando los frutos maduren.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Otra vez la muerte


Últimamente me pregunto qué debe hacer uno con todos esos objetos personales que nadie podrá heredar ni utilizar. No se los puedo endosar en herencia a mis hijas, porque pesan un quintal y no les sirven para nada. Sólo tienen valor para mí. Recortes de periódico, cartas de los amigos (cuando aún Internet no existía), dibujos, caracolas, piedras, flores secas, mecheros rotos, calendarios, apuntes... Alguna vez he intentado deshacerme de todo y sólo he podido acabar con los apuntes viejos, pero no con lo demás, porque en todos esos objetos hay un poco de afecto y de tiempo que los demás dedicaron a mí en su momento. Ni siquiera recuerdo ya el nombre de aquel que me escribió un poema en una servilleta de bar, ni siquiera recuerdo la cara de aquel alemán que me escribió durante más de un año cartas contándome toda su vida. Y, sin embargo, aún no tengo valor para deshacerme de todo eso. Supongo que a mis taypico años aún siento que soy el mismo de mi adolescencia y juventud, cuando atesoré todo esos objetos como si me fueran a salvar la vida o a marcar el rumbo de la felicidad. Pero también supongo que, cuando, si el de arriba me deja, haya dado yo treinta vueltas más al sol, tendré la suficiente clarividencia y dureza de corazón para quemar piadosamente todas esas cartas, y para devolver al mar todas esas caracolas y esas piedrecitas tornasoladas y para dejarles en herencia a mis hijas sólo aquello que tenga realmente valor. Me da miedo ese momento, cuando descubra que de todos los objetos que he ido guardando y atesorando sólo salvaré dos o tres. Lo demás arderá en una pira funeraria antes que yo y se desvanecerá para siempre en el humo. La muerte, el saber que uno se muere desnudo, deja con valor muy pocas cosas.
Si no me quedo postrado en una silla en mis últimos años, iré metiendo en una caja todo aquello que no puedo dar a nadie, por ejemplo (un dos tres, responda otra vez) los calzoncillos, las corbatas desfasadas, los mecheros gastados, los dibujos mediocres, mis cuentos fallidos y lo quemaré todo en holocausto... y me iré ligero de equipaje, como dice el poeta. Desnudo vine al mundo y desnudo quisiera irme.

sábado, 6 de diciembre de 2008

La poesía en el más alto pináculo

El ensayista construye edificios públicos y funcionales; el novelista, palacios; y el poeta, catedrales. Edificios públicos y palacios pueden ser feos, pero sirven para lo que sirven. Pero una catedral o es preciosa o mejor no construirla.
Lo más difícil de construir son las catedrales y, sin embargo, no están de moda.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Ropa usada

En el barrio de mi madre, los jueves puede dejar quien quiera ropa usada que recoge no sé qué ONG. Yo he dejado ahí muchas bolsas de ropa que ya no uso, pero que está aún digna. Hay vecinos que se quejan de que otros vecinos se llevan prendas de ahí antes de que la supuesta ONG las recoja. Y digo yo: ¿qué más le da a usted en qué cuerpo acabe la ropa que usted iba a tirar a la basura? De todos los vicios humanos el más feo es ése de no dar a los demás ni siquiera las migas que caen de la mesa.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Bésame

El camarero del bar donde reposto antes de trabajar es un forofo de la buena música. Siempre nos sorprende con novedades y discos perdidos. Pero hoy nos ha torturado los oídos con un ruido atronador titulado Bésame. Tardé aproximadamente toda la canción en darme cuenta de que lo que el cantante repetía una y otra vez como una amenaza, con un grito ronco que brotaba no ya de la garganta sino de los abismos estomacales como una batería de pedradas y cadáveres, era ni más ni menos que Bésame. Al aparecer ese imperativo estaba dirigido a una chica, no a una bestia. Comprendo que su chica tarde toda la canción en decidirse a besarlo.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

Aristocracia y cuerpo

Debe ser muy difícil no presumir cuando uno tiene un cuerpo diez que todos admiran allí donde uno va. Lo aristocrático es vivir con la belleza propia como si no fuera tanta y buscarla en otros. Lo servil, lo propio de esclavos, es exhibir la poca que se tiene. Pocos son los que tienen madera de aristócratas. Vivimos en la época de los esclavos.

martes, 2 de diciembre de 2008

Flores para Bécquer

¿Quién pone flores en la glorieta de Bécquer del Parque de María Luisa? Siempre que paso por ahí, hay rosas en las manos de alguna de las tres mujeres de piedra. Quien ahí las pone (o quienes las ponen) tiene que ser un romántico empedernido que aún cree en la poesía y en el amor. Es bonito. No se las queda para sí ni para su casa. Las prefiere al lado de Bécquer. Y yo también.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Consejo para escritores y traductores

Cuando los romanos comenzaron a traducir la filosofía griega al latín se tuvieron que inventar palabros muy raros que ellos no utilizaban jamás. Una es, por ejemplo, cualidad (qualitas), que sacaron de cuál (qualis). Les tenía que sonar tan raro como a nosotros aún nos suenan raras las palabras otredad, mismidad, completitud.
Al español le pasa como al latín: es una lengua más verbal que sustantiva. Preferimos la acción a la abstracción, los verbos a los sustantivos, los giros a las palabras compuestas. Otras lenguas, como el alemán, son muy dadas a crear interminables palabras compuestas que dependen unas de otras en oraciones de interminables sintagmas nominales con un solo verbo. Por eso Hegel sólo pudo ser alemán.
Algunos escritores de prosa alemanizan tontamente el español creyendo que así son más precisos y científicos, pero con eso sólo consiguen párrafos abstrusos. Mi consejo es, pues, que siempre que se puedan utilizar frases ágiles con muchos verbos y nombres concretos en vez de interminables sintagmas de nombres abstractos, se gana en estilo, en sencillez y en verdad.
Los alemanistas escriben cosas de este jaez:

"A nivel de profesorado, existe una tendencia generalizada a la intensificación de la impartición de los contenidos curriculares en la inminencia del inicio del segmento de ocio"

o sea, los profesores suelen explicar la lección más rápido justo antes de que suene el timbre del recreo.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Miguel Hernández


Por los poetas siento admiración, asombro, gratitud, simpatía, pero sólo por Miguel Hernández siento todo eso y, además y sobre todo, una camaradería viril, un recio estrechamiento de antebrazos, una hermandad profunda y primitiva. Él escribe con sangre lo que yo, como poeta, como padre, como amante, como sufriente, soy y siento.
Entre tantos poetas falsamente pastoriles, sólo él fue realmente poeta y pastor, como lo fue mi padre, no en un locus amoenus, sino entre peñas y ortigas.
No he encontrado ningún poeta donde haya tanta viril reciedumbre y, a la vez, tanta delicadeza. Es además uno de los pocos poetas contemporáneos, junto con Bécquer y Lorca, que le gustan a todo tipo de gente. Y eso es mérito suyo.
Por otra senda yo, por otra senda
que no conduce al beso aunque es la hora...

sábado, 29 de noviembre de 2008

Eufemismos

Traduzca usted al español las siguientes frases de este lenguaje en clave con que nos atormentan a diario:
a) Debido al crecimiento cero, la empresa va a proceder a una reestructuración de la plantilla y a un reajuste del precio. Esta información nos ha sido suministrada por nuestra empleada de fincas urbanas.
b) Dos internos han solicitado los servicios integrales de dos masajistas subsaharianas sin capacidad auditiva.

viernes, 28 de noviembre de 2008

El amado

Siempre me ha sorprendido que, aunque la muerte más dolorosa es la del hijo y no la de los padres o la del amado (o sea, la del marido o mujer o novio etc), nos duela mucho más ser abandonados por el amado que por el hijo y los padres juntos, porque el hijo nos abandona en pos de la vida y los padres en pos de la muerte y tanto una despedida como la otra son inevitables ciclos de la vida, pero el amado nos abandona porque quiere y en pos de algo o alguien mejor para él que nosotros y su marcha tiene algo de evitable fracaso personal; si seguimos amándolo, su marcha nos sume en una soledad mucho más honda, porque era él la persona escogida por nosotros para la travesía de la vida y para sobrellevar juntos, entre otras cosas, la marcha de los padres y la de los hijos. Quizá por eso también su marcha es tan liberadora si no lo amamos. ¿Puede haber algo más hermoso que una persona que no concibe sin ti el universo, pero que sólo está atada a ti por su libérrima voluntad?

jueves, 27 de noviembre de 2008

Del "quiérete a ti mismo" y otras tontadas

Ahora está muy de moda el mandamiento del autoamor: Ámate a ti mismo. A mí, como me gusta llevar la contraria, me dio durante un tiempo por decir que yo sólo me amaba lo bastante como para no ir suicidándome por las esquinas. Ahora soy más moderado y me quiero un poco más, porque, si tengo que amar al prójimo como a mí mismo, no está bien que me quiera sólo lo bastante como para no matarme, sino un poquito más.
De todos modos, me sigue reventando eso del autoamor. La mismidad con uno mismo es un rollazo y además no hay que hacer esfuerzos para amarse uno a sí mismo mismamente. Eso lo hace uno sin querer. Por ejemplo, ahora tengo puesto el radiador para no pasar frío y eso lo hago instintivamente, sin recordar el mandamiento del autoamor. Sin embargo, se me olvida con una facilidad espantosa que hay gente que pasa frío. ¿Por qué iba yo a tener que amar tanto a un hombre como yo que se olvida de los que pasan frío?

miércoles, 26 de noviembre de 2008

De la muerte, con perdón

A la gente no le gusta hablar de la muerte, pero a mí sí. Cuando sale el tema, siempre hay algún aguafiestas que pide al que ha sacado el tema que no sea un aguafiestas. Pero a mí la muerte me da ganas de vivir y por eso pienso mucho en ella. Supongamos que sé que me voy a morir dentro de un mes. En ese caso, creo que programaría muchas entradas en esta bitácora para que la gente me pudiera seguir leyendo tres o cuatro años después de mi partida. Eso sí, pediré disculpas por no poder responder a los comentarios. Escribiría una entrada pidiendo perdón a los que he ofendido. Ya sé que no está de moda pedir perdón ni sentirse culpable, pero uno es como es y arrastra sus culpas de año en año y es mejor despedirse sin ellas. Lucharía por no ser un viejo cascarrabias que todo el mundo desea ya que la palme. No hay espectáculo más feo que un viejo dando por culo hasta el final. Cuando mi padre se estaba muriendo, me pidió que escribiera un poema explicando que lo más terrible que puede afrontar un hombre no son los peligros de la vida, que lo más grande no es alzar torres o empresas, sino la agonía, lidiar con la muerte que preside invisible el testero de tu cama. Escribí el poema, pero no estaba a la altura de lo que él sentía y me pedía. Uno nunca está a la altura de la muerte del otro.

martes, 25 de noviembre de 2008

¿Por qué los toros no violan a las vacas?



Cuando mi cabeza estaba aún poblada de negros rizos, me parecía que la violación era un acto más animal que humano y no entendía por qué los toros, con lo bravos que son, no violaban a las mansas vacas, mientras que los hombres, tan inteligentes, sí violaban a veces a las mujeres.
Estudiando filosofía, me quedé calvo y comprendí que los animales tienen unos instintos programados para actuar siempre del mismo modo ante ciertos estímulos. Si la vaca levanta la cola, al toro se le dispara el dispositivo: para él la vaca es una tentación irresistible. Pero si a la vaca le duele la cabeza, no hay tutía: o el toro se busca una vaca receptiva o no dice ni mu. Como el toro no programa nada, sino que se deja programar, no viola ni aun cuando parezca que está violando, ni ama ni le da por decir a la vaca Romualda que se ponga un picardías. Con dejarse arrastrar le basta. El hombre, en cambio, el único bicho con seso y con sexo, tiene que administrar el potencial de su sexualidad con programas elaborados por él mismo. Por eso, sus desmanes sexuales no los puede justificar con sus instintos, pues él es responsable del programa con que los administra. La fidelidad es uno de esos programas. Es, por así decir, un antivirus.

lunes, 24 de noviembre de 2008

La fatuidad de algunos conceptos

...IDAD
Hay conceptos que encandilan con sus bengalas al intelectualillo. Por ejemplo, catalanidad, españolidad, lo euscaldún.... ¿Qué es la catalanidad? ¿Un gen, una manera de ver las cosas? ¿En qué se diferencia la catalanidad de, por ejemplo, la andorranidad, la aragonesidad o la calatayudidad? ¿En que en Cataluña se come más butifarra que chorizo? Pero eso a lo sumo lo que hace es diferenciar el olor de los eructos locales, no a las personas. Entonces, ¿en qué consiste? ¿En que los catalanes hablan otra lengua? Pero ¿qué diferencia fundamental es esa de decir "estic fins als collons" y decir "estoy hasta los cojones"? La hartura y los cojones son los mismos.
Puedo entender que se distinga entre la cultura occidental y la hindú, donde los respectivos conceptos de hartura y collons tienen muchas leguas y siglos de distancia, pero crear un concepto para un terrenito y unos vecinos que se parecen en todo a los otros menos en el hecho de comer butifarra y de celebrar al patrón en marzo y no en junio es una exageración propia de oligofrénicos alimentada por politicastros que anhelan más poder político.
Basta con crear un sustantivo que acabe en -idad y los intelectualillos con la gorra calada hasta las orejas orgasman con todos sus cojoncilios.
Menos mal que en Andalucía no nos ha dado todavía por creer en la andalucidad.
Como dicen que dijo Diógenes:
"Sócrates, veo el caballo, pero no la caballeidad".

domingo, 23 de noviembre de 2008

Mi cumpleaños

Amigos queridos:
Hoy cumplo cuarenta y un años. Cuarenta y una vueltas al sol. Y aunque no he visto nunca una aurora boreal ni el Salto del Ángel ni un fiordo ni las ballenas en el Pacífico ni un delfín saltando en el horizonte marino ni un eclipse de sol; aunque a veces voy al trabajo como a un patíbulo y no soporto a la gente gritona y escupidora por la calle y me asquea la política, sin embargo, estoy contento. Mis hijas son guapas, buenas y listas. Una mujer me adora. Mis amigos me quieren. Mis alumnos me aprecian. Mis hermanos están deseando verme. Dios, a quien yo he negado tres veces, nunca me ha dejado. Y yo no doy abasto para dar las gracias.
Ya es hora de ir pensando en cambiar esta foto mía que Jabo puso en mi bitácora. Desde que me hicieron esa foto han pasado ya tres años.

Ab imo pectore
Jesús Cotta Lobato

sábado, 22 de noviembre de 2008

El mal ejemplo en el cine

Como dice mi amigo Felipe, lo nocivo en el cine y la literatura es mostrar malos ejemplos cercanos a la vida de la gente. A un adolescente no le da por imitar a Hércules o a Conan el bárbaro, pero sí a los adolescentes de esas pelis que son insolentes con sus padres o profesores y tratan a las chicas como chulos. Hércules no está a su alcance. Los niñatos guapos de los institutos televisivos, sí. El programa de Gran Hermano, con toda su insolencia y sus pedos y sus habladurías, es mucho más pernicioso para la sociedad que todas las películas de serie B. Pero, claro, lo que sale en la prensa, lo que alarma a la gente, es el caso aislado y sorprendente de un muchacho que descuartiza a un amigo por haber visto tantas películas de vísceras, pero no sale en la prensa la impertinencia niñatil que la tele inocula en los muchachos.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Romanos posmodernos

Si los romanos hubieran sido posmodernos, no habrían luchado contra los cartagineses, no habrían considerado las virtudes romanas de austeridad, patriotismo, fidelidad a las tradiciones y los dioses como superiores a las cartaginesas y cuando algún romano hubiese echado pestes de los dioses cartagineses, que devoraban niños vivos, se le habría tachado de etnocentrista, de patriotero, se le habría recordado algún crimen o abominación cometido por alguno de los dioses romanos y, entonces, como los cartagineses no serían tan posmodernos, sino que estarían muy orgullosos de ser quienes eran, de creer en sus dioses, habrían aprovechado para convencer con armas y elefantes a los romanos de cuán conveniente era que no creyeran en sus dioses, en sus tradiciones, en su patria y, por tanto, en la necesidad de defenderlos.
Pues eso

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Elogio del carnívoro


Drácula seduce porque es carnívoro y cazador. Si rumiase grama, no seduciría a tantas doncellas, porque los herbívoros tienen cara de pazguatos y necesitan muchos estómagos para descomponer tanta celulosa. Las vacas son tontas porque para comer sólo tienen que agachar una cabeza con poco seso, pero los lobos son listos porque tienen que ingeniárselas para devorar vacas y han invertido en neuronas, no en estómagos. Comerse una vaca es comerse las toneladas de hierba que ella ha rumiado, es decir, es tomar alimento concentrado.
Dicho esto, os aseguro que casi soy vegetariano y que he escrito esta entrada porque me he despertado batallador y combativo, pero que luego yo sería incapaz de matar una cierva blanca para devorarla. Prefiero comer hierba como ella.

Muerte y renacimiento de los blogs

Invito a los visitantes de esta bitácora (me gusta más esa palabra que la de blog) a visitar esta página acerca de los blogs que me ha recomendado lopera in the nest. Es jugosa y divertida. Un abrazo para todos.
http://orsai.es/2008/11/una_charla_sobre_la_muerte_de_los_blogs.php

martes, 18 de noviembre de 2008

Otra anécdota con moraleja

Sube al autobús una abuelita con su nieta de unos tres años. La niña pone su manita en el respaldo del asiento delantero y, sin querer, le tira del pelo al señor que está ahí sentado.
-Lo siento, señor -se excusa la abuela.
-La gente -responde el señor con malas pulgas-, pidiendo perdón, cree que lo arregla todo.

¿Cuál es la moraleja?

Amoavé: Si lo único que puedo hacer, una vez hecho el daño, es pedir perdón y a usted eso no le parece bastante, ¿qué quiere usted que le diga, señor? Váyase a la porra (iba a decir una palabra más fea, pero mi hija no me deja).

lunes, 17 de noviembre de 2008

Anécdota con moraleja

Chica muy solidaria en parada de autobús. Lleva en la camisa un estampado contra el racismo y compra abalorios jipis a los inmigrantes. En su carpeta, una pegatina contra el machismo. Coge el autobús a las siete y media de la mañana todos los días y los conductores la temen, porque si el autobús llega cinco minutos tarde o sale medio minuto antes, ella se lo echa en cara con muy pocas contemplaciones. Una mañana el autobús llega a las siete y veintinueve minutos y el conductor, en vez de abrirnos las puertas, sale discretamente por la puerta trasera en dirección al parque y regresa tres minutos después. El autobús sale a las siete y treinta y cuatro. La chica solidaria le echa en cara que con el frío que hace nos ha dejado a todos fuera mientras él se iba y que para colmo salimos tarde. El conductor responde: “Verá usted, es que los conductores no somos máquinas y tenemos que mear de vez en cuando. Si fuéramos robots, yo entendería que usted se enfadase si salimos tarde, pero es que esto es lo que tenemos los hombres: que meamos.” No se crean ustedes que a la chica hipersolidaria la convenció el argumento. “A mí eso no me importa. Yo lo que quiero es que el autobús salga a su hora. Si la empresa les da a los trabajadores unos horarios inhumanos y en la parada no pone un retrete para ellos, el que no tiene que pagar las consecuencias es el cliente. A mí qué me cuenta.”
Así ocurrió, así lo vi, así lo cuento.
En fin, que mucha gente, como doña hipersolidaria, no saben lo que es el amor al prójimo, el respeto a los demás, tratar a los demás como fines en sí mismos. Ella sólo quiere comodidades, puntualidad, eficiencia, o sea, verse rodeada de cosas que le sirven para lo que ella quiere, no de personas que a veces se ponen enfermas o mean. Hay que suponer que ella, de ser el conductor, se dejaría reventar la vejiga para que los pasajeros no lleguen un minuto tarde a sus destinos.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Elogio del consumismo II

Lo malo no es comprar muchas cosas, sino comprar personas con esas cosas, comprar cosas y no compartirlas, comprarlas para quemarlas en una orgía de nuevos ricos. Los mejores momentos que recuerdo de mi vida no habrían sido posibles sin dinero: retozar en una buena cama después de una sesión de baño relajante, ir con mi buena mochila y mi buena comida con mis amigos en coche hasta un parque natural y desde allí echar a andar y grabar en vídeo a una cierva blanca, comprarme con mi primer sueldo los libros que tenía que pedir antes prestados en las bibliotecas...
La prueba de que la gente gana dinero para hacer felices a las personas es que nadie quiere mucho dinero y muchas cosas siendo Robinson Crusoe en una isla deshabitada.
Ya sabemos que ser es mejor que tener y que el dinero no da la felicidad. Pero también es cierto que consumiendo se es muy feliz, se duerme mejor y, en fin, se hacen mejor y más a gusto esas cosas que nos gustan tanto. Eso de Diógenes es una tontería. Podía haberle pedido a Alejandro otra cosa, por ejemplo, dinero para fundar una escuela filosófica, o un hospital para parias, pero Diógenes era un soberbio; se creía superior por no tener nada y ser mucho. Otros más listos habríamos calentado la cabeza a Alejandro pidiéndole cosas. Alejandro estaba dispuesto a dar como quien era: tenía y era generoso y eso le hacía ser mucho. Diógenes se portó como quien era: no tenía nada y eso le hacía ser un fatuo, por eso prefirió humillar a un grande.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Cómo escribir un poema

La mayoría de los poetas que leo tienden al endecasílabo. Alternan versos de siete sílabas con otros de más de diez, pero en general el endecasílabo se acaba imponiendo. Fue mi hermano Daniel quien me enseñó que en el endecasílabo había que evitar los acentos en la quinta y séptima sílaba. Lo eufónico es ponerlo en la sexta sílaba o en la cuarta y octava. Esto no es un dogma. El oído y la maestría pueden saltarse las normas a la torera. Pero para quien está empezando, le viene bien este consejo.
Siempre me encantó este título de Ballester por endecasílabo:
Quizá nos lleve el viento al infinito.

Elogio del consumismo I

Todos sabemos que el dinero no da la felicidad y que ser es mejor que tener. Entonces, ¿por qué nadie se rige por esas máximas? ¿Por qué no hacemos todos como Diógenes, que vivía en un barril y que lo único que le pidió a Alejandro Magno era que se apartase, porque le estaba quitando el sol?
Como decía Nietzsche, poco valioso es lo que necesita ser probado. Para demostrar que ser es mejor que tener y que el dinero no da la felicidad, hay que hacer muchos silogismos. En cambio, la afirmación de que tener y el dinero son cosas muy importantes no necesita demostración ninguna.
Esto no significa que haya que dedicar la vida a ganar dinero y a tener muchas cosas; significa que no hay que sentirse culpable por querer dinero y por comprar cosas si todo eso lo hacemos para ser más buenos y felices. Si uno hace horas extras para llevarse a la familia de vacaciones o para pagarse unas vacaciones de esquí, ¿por qué ha de ser eso peor que dedicarse a filosofar contemplando una puesta de sol que también puede contemplar en el magnífico hotel de la estación de esquí?
Lo mejor es no envidiar a nadie por su dinero. Pero ganar dinero es buenísimo e importantísimo, siempre que uno lo haga sin aplastar a las personas. Yo sólo consideraría malo ganar dinero si eso me lleva a crear desgracia a mi alrededor, hacerme más egoísta, pero si gracias al dinero puedo invitar a mis amigos a mi casa a una cena estupenda con un buen vino y comprarme libros buenísimos y pagar los mejores médicos, ¿por qué empeñarse en considerar como algo sucio y malo el dinero? Al contrario, es un medio estupendo para fines más estupendos todavía. Lo importante es ser generoso y si no gano dinero, poco generoso puedo ser.
Así pues, ganemos dinero para ser felices y hacer felices a los demás, a los que les compramos y a los que se benefician de lo que compramos.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Menos nación y más civilización

Los países europeos bien harían en abandonar sus viejas rencillas históricas y empezar a cultivar un amor a su civilización: Grecia, Roma, el legado cristiano y el legado de los pueblos bárbaros. Los niños suecos y los niños españoles deberían estudiar en el colegio a los grandes autores europeos y no a mediocres escritores sólo porque son nacionales. Si los niños no saben quién era Moratín no pasa nada, pero sí pasa si no saben quién era Dante.

jueves, 13 de noviembre de 2008

¡Un poco de anarquismo, porfa!

¡Confiemos en los hombres, por Dios! No los atemos con tantas murallas, fronteras y cadenas. Que haya un poco de caos. Con garantizar los derechos humanos, el Estado ya tiene bastante trabajo. Que no se meta a organizar nuestras vidas, nuestros trabajos, nuestras muertes, nuestros amores, nuestra cultura. No somos ángeles ni bestias y, por tanto, no nos viene bien ni la ausencia de poder ni el poder total, sino esa mezcla sabia de anarquía y orden: orden para detener a los asesinos, anarquía para que los buenos sean libres.
Que las escuelas se hagan solas. Que las fronteras se borren. Que quien quiera contrate a quien quiera y quien quiera firme los contratos que quiera.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Más instrucción y menos cultura

Desde que tengo memoria he oído decir que en España se lee poco, pero no creo que sea ése el problema. El problema no es la falta de lectura, sino la falta de instrucción. Que la gente no lea novelas o ensayos o no vaya a la ópera y al teatro sólo afecta a novelistas, ensayistas, tenores y actores. Pero la falta de instrucción es la destrucción del país.
Para llegar a la cultura hay que pasar primero por la instrucción, pero a la cultura sólo se acercan algunos de los instruidos. Los instruidos, después del trabajo, prefieren el fútbol, la cacería o el porno. El instruido culto, después de un poco de todo eso, además lee un poco.
Todas estas campañas que se hacen para que se lea más son disuasorias. Cuando un bien tiene que promocionarse desde el Estado mal va la cosa, mala prensa tiene. Mejor es prohibir la lectura que exhortarnos a ella. Mejor es invertir dinero en la escuela primaria y secundaria, para que haya pocos alumnos por aula y para crear una educación de calidad y de esfuerzo. De ahí saldrán españoles instruidos, algunos de los cuales se harán cultos. Los demás podrán llegar a ingenieros, aunque no lean una novela ni aunque los linchen.
Es cierto también que entre los cultos abundan las personas bien educadas, pero también hay muchos cultos insoportables y muchos analfabetos exquisitos.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Elogio del viejo verde

El sexo no es patrimonio de los jóvenes, sino una propiedad de las personas. Cuando uno ya no tiene fuerzas para cabalgar a una doncella, tiene ojos para gozarla. ¿Debería un viejo no volver la mirada ante una mujer de buen ver sólo para no caer en el estereotipo del viejo verde?
Fernando Lázaro Carreter lamentaba que los jóvenes llamasen guarro o puerco al viejo verde. Es mejor llamarlos verdes que puercos, porque el sexo no es puerco, sino verde.
En esta época en que tanto se insiste en que el sexo es natural y bueno a toda edad, se sigue despreciando la lascivia en los viejos porque se ha encumbrado el valor de la belleza exterior juvenil más que el de la felicidad, el de la salud y el del respeto. Lo importante no es estar sano o a gusto contigo, sino tener un aspecto envidiable y juvenil. El sexo en el fondo se sigue considerando algo sucio y la prueba de ello es que si no lo hace alguien bello y juvenil, nos parece feo.
Sentir simpatía por el viejo verde es sentir simpatía por el ser humano. Si no nos cae simpático, es porque en realidad no perdonamos al hombre ser hombre salvo cuando es bello y joven, como si el sexo fuera una guarrada imperdonable cuando somos feos y estamos arrugados.
Que levante la mano el que, llegado a la senectud, quiera verse libre de la pulsión sexual que tantas satisfacciones le reporta ahora.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Elogio del empresario

Saramago cuenta en una novela cómo un alfarero tiene que cerrar su taller por culpa de las grandes superficies y al final decide hacer como última obra su vasija favorita, que nadie le compra. Saramago lo presenta como un mártir, pero es un tipo cabezón que se empeña en hacer lo que a nadie ya le interesa. Sin embargo, Singer, el de las máquinas de coser, se arriesgó con su empresa y vendía un producto que sí que le interesaba a la gente. ¿Quién es más humano? ¿Singer que pensó en lo que nos convenía o el alfarero que pensaba sólo en sí mismo y en su absurda vasija?
Como dice mi amigo Felipe, alguien debería rescatar al empresario del oprobio.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Vivan las diferencias sexuales

Sin entrar en el debate acerca de si las diferencias entre hombres y mujeres son naturales o culturales, quiero decir que a mí me gustan esas diferencias, siempre que no supongan discriminación ni desigualdad ante la ley. Algo de mi felicidad actual lo debo a que mi padre y mi madre eran muy distintos. Por ejemplo, mi padre me podía llevar a hombros y no se ponía medias y su mano recia en mi frente para comprobar si tenía fiebre me curaba la fiebre; y mi madre no se ponía chaqueta y corbata y llorar en su regazo era un consuelo que ninguna otra cosa me puede otorgar. Esas diferencias me han ayudado bastante.
Sin embargo, cunde por ahí la idea de que el papel de hombre y el de mujer son meras creaciones culturales que hay que combatir para que no aplasten la libertad individual. Estos prefieren hablar de género, no de sexo. Tenía yo un compañero de trabajo que da la matraca a sus alumnos diciéndoles que si un alumno varón se quiere poner falda, ¿por qué no se la va a poder poner? Que hay que acabar con los prejuicios.
A mí me parece que este empeño de la ideología de género para demostrar que masculinidad y feminidad son creaciones culturales es un gran desprecio por las creaciones culturales y una idolatría necia hacia la creatividad individual. ¿Por qué hay que suponer que lo que a un tipo se le antoje tiene que ser necesariamente superior a la tradición sostenida por los demás? Si un hombre se quiere vestir con falda, nadie se lo impide: que se contente con esa libertad. Pero lo que no puede pretender es que, para poder él ponérsela sin que lo miremos mal, abandonemos los demás la idea de cómo debe vestirse un hombre y cómo una mujer. Ese tipo no pide libertad, sino aplauso a sus ocurrencias y que todos acabemos adoptando como modelo sus ocurrencias y no una tradición milenaria aceptada por millones de tipos mucho más listos y sensatos que él.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Aconsejario

En las primeras comuñones
Durante esos días, los niños están tan pendientes del acontecimiento espiritual que van a vivir, que es necesario bajarlos, angelitos, a la realidad terrenal y preguntarles, pidiendo previamente disculpas por ser tan materialista, qué regalo material desean recibir para celebrar tan grandioso día. Seguramente ellos responderán que su mejor regalo ese día es recibir a Cristo (¿y para quién no?) y que, por ende, renuncian desde ese día a las pompas del mundo, mientras miran con devoción al cielo y por la ventana una luz les nimba los tirabuzones. Otros responderán que cuanto reciban lo entregarán a los pobres (en ese caso lo mejor es regalarles comida). Eso es lo habitual.
Por todo ello hay que preguntar a los padres qué regalar a los hijos. Si los padres piden un pisito o una cubertería de plata, hay que recordarles que su hijo va a hacer la primera comuñón, no a casarse. Hay que desconfiar de los padres que piden como regalo para el hijo la colección completa de las películas de Hitchcock o un nuevo motor para su lancha acuática o una pluma Mont Blanc: seguramente esos regalos no serán para el hijo. A veces el padre envía a un representante para hablar con los que van a asistir a la ceremonia y éste nos asegura que el mejor regalo es que le compremos acciones de su empresa o que invirtamos en no sé qué negocio. En ese caso, cuidado: hemos topado con una familia de mafiosos. En caso de que la familia le invite a usted a una nave espacial, acuda usted al psiquiatra: sufre usted un cuadro de esquizofrenia.
En cuanto al protocolo que se debe seguir en la ceremoña, una norma básica es vestir saco y ceniza o con un hábito cartujo o del Carmen. Los padres estarán encantados, pues seguramente serán ellos tan religiosos como el que más. Además, si habéis hecho al niño un regalo caro, quedaréis la mar de bien porque dirán: “Pobrecillo, no tiene ni para vestirse y le ha regalado al niño un reloj de oro”.
Por último, todo esto vale también para los bautizos. Pero si es el bebé el que le pide a usted el regalo, deje de tomar ácido o acuda al psiquiatra.
En cuanto al traje de primera comuñón, el protocolo no tiene nada que añadir al buen gusto habitual con que la gente viste a los niños.

jueves, 6 de noviembre de 2008

La originalidad

Cada vez que les hablo a mis alumnos de la Ilíada, se enfada alguno porque le he contado el final. En vano intento explicarles que los libros clásicos son buenos e interesantes aunque uno sepa el final, que la intriga es un señuelo que utilizan a veces los malos escritores para que el lector soporte unas cuantas páginas de morralla. Pero ellos no lo entienden, porque viven en la época de la intriga, la sorpresa, los efectos especiales, lo novedoso. Prefieren viajar a Amsterdam porque es muy moderno eso de que haya tantas putas y tanto porro que a Roma con su anfiteatro, sus termas y sus catacumbas.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Bobería moral

Igual que en el pasado una ola de puritanismo les puso hojas de parra a todos los maravillosos desnudos de la Capilla Sixtina, ahora hay una ola de pacifitis que pretende edulcorar la realidad que les mostramos a los niños. Si hay algún cuento que acabe mal, ése es la sirenita, pero Walt Disney le ha dado un final tópico y acaramelado. Cuando en la tele anuncian unos dibujos animados con premios internacionales y pedagógicos, suelen ser series aburridísimas donde lo más grave que pasa es que don Tomate quisiera tener pinchos en la cabecita como don Berenjeno, pero luego comprende que cada uno es como es y que eso está muy bien.
¡Por todos los dioses, regresen Héctor y Aquiles, Sigfrido, Caupolicán y Gilgamesh!

martes, 4 de noviembre de 2008

Elogio del tamaño

No sabemos lo que es una casa mediana, pero sí tenemos muy claro qué es una casa chica o grande. Y si nos dan a elegir, preferimos la grande. También preferimos ser altos que bajos o medianos. Habiendo espacio y vida, preferimos lo grande. Sólo en Hong Kong se aprecian los apartamentos minúsculos, pero en las llanuras de Dakota preferimos las casas grandes. Del mismo modo, si la novela es buena, preferimos que sea larga y no corta, porque así disfrutamos más y más tiempo con ella. La brevedad no añade bondad ninguna a la obra. El Quijote no sería más bueno ni más famoso por ser diez veces más breve, pero siendo un novelón tan largo, es mejor.
Sin embargo, cunden por ahí frases y tópicos contra lo grande: que si lo importante es la cualidad y no la cantidad, que si lo bueno si breve dos veces bueno, mejor chica y juguetona que no grande y torpona, que si los buenos perfumes vienen en frascos pequeños.... Pero eso es consuelo de pequeños.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Libros para el WC o pulpitico

Aunque sea escatológico lo que voy a decir, hay libros ideales para leerlos sentado en el pulpitico, haciendo lo que nadie puede hacer por ti, como decía Cervantes. Voy a dar una lista de libros de inodoro. No pueden ser novelas de intriga y aventura, porque entonces uno se tira sentado en la taza más tiempo del que conviene a las almorranas. Tampoco pueden ser novelas eróticas, porque entonces algo se levanta y choca con la fría porcelana. Tampoco pueden ser pesados volúmenes que sirven más bien como mancuernas. Y por supuesto, no pueden ser ensayos discursivos, de ésos que para entender la página quince tienes que tener muy fresco lo que se ha dicho en la catorce y en la trece. Tampoco puede ser poesía, salvo si es poesía satírica o política. La poesía es sagrada y se ha de leer después de una ducha, acudir a ella como a una cita de amor.
Así que los libros de inodoro son:
-libros de humor, variados y sin argumento
-pensamientos condensados, antologías y florilegios de pensadores
-libros con minicapítulos sin relación unos con otros: diarios íntimos, el Juicio Universal de Papini, pensamientos de Pessoa
-y por supuesto esos libros petardos que uno tiene que leer por compromiso
Por ejemplo, mi Topicario es un libro ideal para la taza. Yo no me enfado por eso. Es para mí un honor que me lean en tal intimidad. Al final, si el libro es bueno, uno no se acuerda de que lo leyó en la taza, sino que leyó un buen libro.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Los que se han ido, en un día de lluvia

El último libro de poesía de José Julio Cabanillas Cuatro estaciones en Adonais rinde el mejor homenaje a los que se han ido. Y copio unos versos:

... Pero vosotros, los que aún esperan, gotas que resbaláis
por el cristal, despacio, como si todavía
os retuviese algún fardo terrible de la vida,
qué avisada esta lluvia que viene por vosotros.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Día de todos los santos

Hoy, día de todos los santos, quiero rendir homenaje a todas esas personas buenas que murieron sin fama ni gloria pero que pasaron por la vida sin aplastar la inocencia, defendiendo al débil, siendo más exigentes consigo mismos que con los demás. Nadie los ha canonizado y por eso es justo que hoy celebremos su fiesta. La comienzo yo con un poema:

¡Qué duro lecho la tierra
para quien nació de un seno,
besó la frente materna
y dejó en ella un lucero!
¡Qué oscura madre la noche
para quien tenía un fuego
solar en las manos recias
y en la sonrisa un destello
y llevó niños al hombro
y aves en el pensamiento
y por manos de mujer
flores de almendro en el pecho!

viernes, 31 de octubre de 2008

Yoga

Yo asistí a clases de yoga con mi amiga Inés Martín durante casi un año. Nuestro profesor era tocayo mío y transmitía una serenidad que yo no conseguiría ni con una sobredosis de valium. Todo él era un parsimonioso árbol. Incluso para recolocarse los testículos después de algún ejercicio con contorsiones, era elegante y ceremonioso. Al final de cada sesión de ejercicios, nos tumbábamos en el tatami y él, con una voz de pájaros orientales, nos invitaba a sentir cada una de las partes de nuestro cuerpo, desde la punta del pie a la coronilla, con una lentitud que al principio me parecía exasperante, pero a la que le acabé tomando el gusto, y tan experto me hice en dejarme hipnotizar por su voz, que al final del repaso mental de mi cuerpo, acababa medio dormido.
Jesús me preguntaba si me tranquilizaban mis clases y yo le decía que sí, pero mis nervios lo desmentían.A mis veinticinco años yo era mucho más nervioso que ahora. Lo que no conseguí con el yoga, lo ha conseguido la edad. Aun así, sigo siendo nervioso. En el instituto de Pilas me llamaban los alumnos el bólido, por la velocidad que yo cogía en los pasillos.

jueves, 30 de octubre de 2008

Fantasía y ciencia ficción


Me pregunto por qué en España la ciencia ficción y el género fantástico no suelen tener éxito ni lectores. Será verdad eso de que los españoles somos en general realistas y no nos gusta la fantasía ni la evasión. Dicen que desde la obra magnífica de Cervantes, la literatura fantástica española, que consistía en novelas de caballería, feneció. Por fortuna los jóvenes están invirtiendo la tendencia y cada vez más apuestan por la ciencia ficción y la fantasía. A mí siempre me ha gustado ese tipo de literatura. Yo me lo he pasado muchísimo mejor con Tolkien que con la Regenta y Rojo y negro juntos. Ya sé que no se pueden comparar, pero lo que sí se puede comparar es el grado de gusto que uno sintió al leerlos.
A Tolkien lo acusaron en cierta ocasión de hacer literatura de evasión y él respondió que los únicos que están contra la evasión son los carceleros. A mí me encanta la evasión. Lo que odio es el realismo. Realismo ya tengo bastante en la vida diaria. Cuando yo leo, no quiero más de lo mismo, sino entrar en otro mundo. Jamás leería yo un libro contando las cuitas de un profesor en una clase problemática o los problemas de un ama de casa para pagar el recibo de la luz y la hipoteca, a no ser que todo eso viniera aliñado con alienígenas o con sectas satánicas.

miércoles, 29 de octubre de 2008

La tontada esa de ser auténtico

En cierto programa de televisión la estrella de la noche era una española de poca valía artística cuyo único mérito era haber enseñado las tetas a toda España cuando España estaba ansiosa de tetas. Entonces los contertulios dijeron de ella lo menos cuatro veces que era una mujer muy auténtica, que había luchado en lo que creía y que no era hipócrita sino que se mostraba tal cual era. Como no podían decir de ella que era gran artista ni innovadora ni especialmente bella ni culta ni inteligente, decían de ella que era auténtica, algo que se puede decir de cualquiera, porque, total, siendo uno como es, ya es autentiquísimo. Lo que no me explico es cómo un concepto tan vacuo puede tener tanto éxito. ¿Será que somos unos vacuos?

martes, 28 de octubre de 2008

Moral del circo y moral de la plaza


Los antiguos romanos disfrutaban en el circo porque, en la arena, la vida de un hombre valía tanto como la de un animal. En una sociedad esclavista como aquella, se sacrificaban animales y hombres en aras del espectáculo y el arte. Ésta es la moral del circo: la vida humana no es más digna que la del animal. Y es esa moral la que les permitía encontrar en la muerte ajena más belleza que sufrimiento.
El cristianismo introdujo el concepto de dignidad humana y repudió las luchas de gladiadores, pero no el pugilato ni la lucha ni el toreo. En los dos primeros el hombre no muere y en el segundo el hombre se enfrenta al animal, no al hombre. Ésta es la moral de la plaza. Y ésta es la moral que permite encontrar en la corrida más belleza que sufrimiento.
La moral del circo frente a la moral de la plaza. El igualitarismo chato de todas las vidas frente a la dignidad irrenunciable de la vida humana.
Cuando oigo a ciertas personas igualar el valor de la vida humana y la de cualquier animal, me acuerdo de la moral del circo: esa moral no es un progreso, sino un retroceso. El progreso definitivo fue elevar a la categoría de digna e intocable la vida humana. La moral pseudoecologista que sitúa en el mismo plano la vida humana y la de los demás animales es la nueva versión de la moral del circo y es más perversa ahora que antes, porque los romanos nunca llegaron a afirmar, como ahora, que la muerte de los gladiadores es legítima por voluntaria, y la de los animales no, por involuntaria.

lunes, 27 de octubre de 2008

Plural sevillano

Me he dado cuenta de que en Sevilla, en algunos contextos, el plural no se hace añadiendo una ese al final de la palabra, sino al principio. Ocurre con la palabra "todos". Como la h se suele aspirar y la d se suele comer, el plural debería ser "toh", pero esa aspiración final es difícil. Así que lo que suele ocurrir es lo siguiente:
"El profe noh ha suhpendío ah tó".
Plural adelantado podríamos llamarlo.

Firme propósito

Hoy lo veo claro. No más gustirrinines para el cuerpo. En vez de cerveza, agua pura. En vez de tapitas, verduras amargas. En vez de siestas, flexiones. En vez de baños calientes, ducha fría. En vez de trasnochar, dormir ocho horas. En vez de cigarrillos, menta poleo. Y cuando el cuerpo se me convierta en pura luz, me atiborraré de morcilla para bajar de nuevo a la tierra y no decir más tonterías.

domingo, 26 de octubre de 2008

Las estrellas


A vosotras, aurigas de la noche,
las admirables, el simpar rebaño,
ciegas de luz, ajenas a la hierba,
hoy os tengo cautivas en el agua.
La brisa riza vuestro noble curso
y el toro de la vida y de la muerte
os podría beber sin más de un sorbo.
¿Quién no os quiere engarzar en un anillo?
¿Qué dirá de vosotras un jilguero
que no pueda cazaros con el pico?
¿Y quién no fue feliz en el engaño
de tener al alcance de los dedos
la más indiferente lejanía?

sábado, 25 de octubre de 2008

Máximas entre tres

Como seis ojos ven mejor que cuatro, añado las últimas máximas de Juanma.

1. Cuantos más brazos tiene la política, menos brazos tiene la ética.
2. Cuando el Estado se encarga de todo, nadie hace nada por nadie.
3. A menos moral, más leyes.
4. A más leyes, más policía.
5. A más policía, menos seguridad.
6. A menos seguridad, menos libertad.
7. A menos libertad, menos amor.
8. A menos amor, menos humanidad.
9. A menos humanidad, más animalidad.
10. A más animalidad, más cerca queda el principio.

Gracias, Enrique. Gracias, Juanma.

Máximas entre dos

Como cuatro ojos ven mejor que dos, reformulo las dos últimas máximas siguiendo el comentario de mi compañero Baltanás y añado una séptima que es suya y que me parece el mejor colofón. Por cierto, que sería una buena idea elaborar un libro de máximas de varios autores.
Quedaría, pues, así:

1. Cuantos más brazos tiene la política, menos brazos tiene la ética.
2. Cuando el Estado se encarga de todo, nadie hace nada por nadie.
3. A menos moral, más leyes.
4. A más leyes, más policía.
5. A más policía, menos seguridad.
6. A menos seguridad, menos libertad.
7. A menos libertad, menos amor.

Gracias, Enrique.

Unas cuantas máximas

1. Cuantos más brazos tiene la política, menos brazos tiene la ética.
2. Cuando el Estado se encarga de todo, nadie hace nada por nadie.
3. A menos moral, más leyes.
4. A más leyes, más policías.
5. A más policías, menos libertad.
6. A menos libertad, menos humanidad.

viernes, 24 de octubre de 2008

La España negra


Sé de un pueblo bien feúcho que lo único bonito que tiene es la iglesia, alta y antigua en el centro del pueblo. La quemaron en la guerra civil y aún sigue en pie. El pueblo sigue siendo, tontamente, feo y anticlerical: si al cura lo caparon y le metieron los testículos en la boca, fue por su culpa, porque estaba muy gordo. Y al sacristán lo empalaron por ser sacristán. Dos razones muy convincentes, ¿no les parece?
España está llena de pueblos feos con iglesias bonitas por fuera y quemadas por dentro.

jueves, 23 de octubre de 2008

Coquinas


A mí me encantan las coquinas porque son coquinas. Si la coquina se presentase en filetes, de manera que un filete equivaliera a doscientas coquinas, me resultaría un plato tan repulsivo como unas pipas de girasol que en vez de tener pipas tuvieran fragmentitos de entrecotte en su punto. El envase natural del alimento desempeña un papel importantísimo en nuestros gustos culinarios. Comerse un pollo en lonchitas envueltas en plástico es menos sabroso que ir al corral, degollar al pollo, cocinarlo al horno y trincharlo para la familia.
Yo he transigido con el pollo en lonchas, pero con las coquinas jamás transigiré, lo juro por Zeus.

miércoles, 22 de octubre de 2008

A los perros, con cariño

En cada familia hay un tema recurrente. Uno de los que ha habido siempre en la mía es la tirria que les tenemos a los que prefieren los animales a las personas, las tías solteronas que pasean a su perrito en brazos pero que no se gastan ni un céntimo en golosinas para sus sobrinos, esas personas que, cuando el perro le muerde al niño, le echan la culpa al niño, no al perro, los que exigen que tratemos a su mascota como si fuera su hijo, los que no dan dinero a Caritas pero compran paté de cerdo ibérico para su gatito. No les tenemos tirria a los perros, sino a ese tipo de dueños de perros.
Conocían mis padres a un matrimonio italiano con cuatro o cinco perros. Estos italianos se espantaban viendo a mi madre con siete churumbeles, y decía: “A mí es que los niños no me gustan. Cuatro veces he tenido que abortar. Sin embargo, los perros me encantan”. En efecto, yo también prefiero los perros a señoras como ésa.
En general, los dueños de perros son conscientes de que los perros son perros, pero algunos dueños pierden el norte, como esa millonaria americana que proclamó heredero a su chucho. Yo creo que al perrito habría que comprarle comida barata y caducada y entregar la herencia a los pobres.
Si al menos fueran caballos o dragones, pero son perros.

lunes, 20 de octubre de 2008

Lista de propósitos

¿Qué cosas puedo cambiar de mí y cuáles no? Desde que tengo trece añitos, he ido apuntando en agendas, libretas y servilletas de bar propósitos de enmienda, que iban desde dejar de fumar a leerme Las mil y una noches. Me enternece la ilusión con que escribía yo todos esos propósitos que quedaban casi siempre sin cumplir y que, si los cumplía, han pasado sin pena ni gloria en mi recuerdo, pues ¿acaso ha sido gran cosa leerme Las mil y una noches?
Las listas de propósitos se han ido haciendo con los años cada vez menos ambiciosas y aun así la mayoría de ellos acaban sin cumplirse. Me temo que, cuando tenga ochenta años, en mi libreta de propósitos sólo figurará uno: seguir vivo y no dar demasiado por saco.
A veces la ilusión del cambio dura meses. Me paso varios meses con fuerzas para sacarlo todo adelante, para escribir y ser buen padre, buen profesor, buen hijo, buen amigo, buen vecino y, de pronto, cataplón, la fuerza que me sostenía desaparece como por encanto y entonces me dejo llevar por la inercia, hasta que llega un viento propicio y empuja la barquilla hasta una caleta y allí descanso un poco y reviso mi lista de propósitos: las cosas han cambiado demasiado y hay que cambiarlos por tanto.
Yo no sé qué haría sin mis listas de propósitos. Para mí sería como ir en medio del océano sin brújula. Hoy voy a hacerme una nueva lista.

domingo, 19 de octubre de 2008

La leyenda negra


He leído La leyenda negra, de Phiip. W. Powell, de un escritor norteamericano, profesor de historia española en no sé qué universidad y que trabajó para la CIA para los asuntos con Hispanoamérica. La tesis del autor es que sobre España pesa la leyenda negra como una losa invisible que ningunea y desprecia sus logros históricos. Un sinfín de prejuicios y desprecios acompaña a todas sus hazañas. Esa leyenda es muy difícil de desmontar porque no está ceñida, como en el caso de los nazis de Alemania, a un nombre concreto, a unos años determinados, o como en el caso de Turquía, a un genocidio concreto, sino que es un prejuicio general sobre toda su historia. En los manuales de historia universal del mundo entero se suele prestar más atención a la independencia de Holanda que a la conquista española de América, que se suele ventilar con dos o tres prejuicios antiespañoles que dejan en muy buen lugar a ingleses, franceses y holandeses.
España ha ganado en la historia casi todas las batallas, pero ha perdido la de la propaganda definitivamente. La tesis del autor es que a Estados Unidos le está pasando lo mismo. Un antiamericanismo cada vez más extendido y feroz impide cada vez más, como una telaraña inmensa, comprender lo beneficioso que resulta para el mundo el predominio de Estados Unidos. Igual que nadie nos ha agradecido a los españoles Lepanto, ya casi nadie agradece a Estados Unidos el haber derrotado a los alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Y lo peor de todo es que los norteamericanos, como hoy los españoles, se están contagiando del antiamericanismo irracional que sólo les muestra sus defectos, pero no sus virtudes. Y eso sí que no hay manera de arreglarlo.
No sé en el caso de Estados Unidos, pero sé que los españoles tenemos lo que nos merecemos. Despreciar nuestra historia es como despreciar a nuestros padres, abuelos y bisabuelos. Eso no nos hace mejores, sólo más estúpidos y más malos que nuestros padres, abuelos y bisabuelos, que no despreciaron a los suyos.

sábado, 18 de octubre de 2008

De pifias y best sellers

Como tuvo cierto éxito en su día, copio aquí un artículo que me encargó la revista Mercurio, cuando aún era lo que era.

De pifias y best sellers
En cierto mapamundi soviético que he tenido en mis manos, las ciudades más importantes de España son Madrid y Archidona. Se ve que al soviético de turno le encargaron señalar en cada país el nombre de la capital y, si cabía, otro más. Y en cierta enciclopedia griega reciente, traducida del inglés, el lema sobre España asegura que Iglesia y Guardia Civil ejercen un poder omnímodo sobre la población. Ilustra esta idea la foto de una multitudinaria procesión con algún que otro tricornio. Y es que la realidad es tan rica en matices, que el prejuicioso siempre encuentra uno que corrobore sus prejuicios. Uno se pregunta si el autor de ese lema tenía en mente la España real o más bien una nebulosa de inquisidores y poetas asesinados en la Guerra Civil y si podría uno fiarse de lemas como Ghana o Lesotho.
Antes de situar en París un buque con armas atómicas, los escritores normales que nunca hayan pisado Francia indagan primero si el Sena pasa por París y si es o no navegable. Eso como mínimo. Pero otros escritores prefieren, si acaso, las fuentes del mapamundi soviético y la enciclopedia griega. Es el caso de Dan Clown y de Paula Pajarova, que arrasan literalmente las librerías gracias a la siguiente fórmula: sociedad secreta, objeto sagrado y revelación de una conspiración universal.
El Cipo de Archidona de Pajarova se ambienta en este próspero pueblo malagueño. En la plaza consistorial se yergue un tremebundo cipo de piedra, atestiguado, según Pajarova, en el Maritimum de Plinio, que nunca escribió ningún Maritimum. El Cipo mide exactamente lo mismito que los metros cuadrados de la pirámide de Keops dividido por la raíz cuadrada del número de ladrillos del Templo de Salomón multiplicado por el número pi. Vamos, que es un Cipo muy telúrico. En las catacumbas del pueblo, de época inquisitorial, se congregan los Custodios del Cipo, todos albinos y descendientes de Judas y de la mujer de Poncio Pilato por línea directa. Unos agentes del Opus los persiguen, porque los Custodios poseen un manuscrito del mismísimo Cristo explicando que Judas era muy buena gente y que Cristo no era Cristo, sino su cuñado, con lo cual a la Iglesia se le va a desmontar el tinglado.
Los archidoneses le preguntan a la autora de qué Archidona habla y están hartos de explicar a los turistas que allí no hay cipos ni catacumbas y que bastante tuvieron ya con Cela. Pero los turistas siguen creyendo en señora tan documentadísima y leída más que en los archidoneses.
En El código Tartessos y los cruzados mágicos, Pajarova nos remite al mito platónico de la Atlántida, donde, según sus investigaciones, había muchos gatos egipcios. Total, que de ahí deduce que la Atlántida es el Cabo de Gata. La Almería de Pajarova tiene dunas, oasis, simún e incluso nómadas gitanos con alteraciones genéticas un tanto felinas debido a las bombas atómicas de la playa de Palomares. Estos nómadas son, en realidad, los Atlantes y su advenimiento ya se anuncia en un texto sánscrito al que la Pajarova ha tenido acceso. Los Atlantes abducen a Carmen, pasional bailaora descendiente de Zoroastro y guardiana de la reliquia de la Santa Suela que calzó el divino Judas. Y, en unas escenas bastante marcianas, quieren engendrar en ella una raza cruzada de superdotados, pero aquí entran en conflicto con los Custodios. Éstos reaparecen para disputarles la supremacía con todo el poder de su Cipo y, durante unas escaramuzas en el puerto del Guadalquivir a su paso por Jaén, donde por lo visto el Guadalquivir ya es navegable, les arrebatan la reliquia de la Santa Suela y engendran en Carmen la progenie de los cruzados mágicos, que están comenzando a poblar la faz de la tierra sin que nos demos cuenta.
Por el mismo flanco nos ataca Dan Clown con su monumental Las siete gemas. Una orden clandestina de templarios busca por todo el mundo las siete gemas perdidas del santo Grial para instaurar un nuevo orden. En el capítulo 516, ambientado en Granada, los granadinos se jactan aún de haber dado muerte a Lorca, mientras cazan venados en Sierra Nevada, en cuyas cumbres se yergue la Alhambra. Y en el 888, las torres de la Mezquita de Medina Azahara (¿?) se reflejan en las aguas del Guadalquivir, donde los niños juegan a ser Santiago Matamoros. En el 999 los gaditanos salen mejor parados que los sevillanos, pues mientras que éstos se flagelan las espaldas y se mesan las barbas tras la imagen de un crucificado, aquéllos son bisexuales de humor muy fino y tradición liberal. Clown sitúa en una isla sevillana el Rocío y una de las siete gemas en la corona de la Virgen (en realidad, trasunto de la Astarté fenicia). A los pies de ese ídolo el fanatismo acumula toneladas de oro y, para la mentalidad avanzada de Clown, eso contrasta con los arrabales de chabolas donde se hacinan niños harapientos que la policía corrupta asesina mientras las autoridades y la Virgen hacen la vista gorda.
Dan Brown supera con mucho en ventas y trolas a estos dos imaginarios colegas suyos. ¿Quién le ha informado de que el ayuntamiento de Sevilla está en la Plaza de España? ¿A qué Giralda subió él o qué estadística de turistas accidentados ha consultado cuando afirma que subir a la Giralda es literalmente jugarse la vida? ¿En qué hospital español ha visto él que se desangran sin atención médica los pacientes?
Un buen escritor es capaz de gustar a tanta gente como Dan Brown y, encima, ambientar dignamente una obra en un lugar que no conoce, porque suple con buena imaginación y mejor literatura la, hasta hace poco, difícil documentación. Por eso, Shakespeare no puso viquingos en Dinamarca ni Calderón eslavos crueles en Polonia y, aunque la Dinamarca y la Polonia de uno y otro poco tuvieran que ver con las reales, ni daneses ni polacos se sienten insultados, sino honrados con esas recreaciones literarias de sus países. Pero Brown escribe tres líneas acerca del Louvre y mete la pata hasta el corvejón. Así que ni hace recreación literaria ni novela histórica, sino trampa. Desde luego, Schliemann no habría encontrado Troya si Dan Brown hubiese compuesto la Ilíada ni, menos mal, esa Ilíada habría perdurado hasta nosotros, por mucho furor que causara en su época.
El ayuntamiento de Sevilla lo ha querido arreglar todo invitándolo gentilmente a la ciudad para que compruebe que Sevilla no es como él la deforma en su recién llegada Fortaleza digital. Pero Dan Brown asegura haber vivido en Sevilla un año entero que, según veo, no le ha servido de nada, porque las orejeras de sus prejuicios sólo le mostraron lo que él quería ver. Como aquí no amenazamos de muerte a los escritores, podría ser que Dan se dignase volver, pero si del hecho, no sé si real o inventado, de que los policías españoles fuman cínicamente ducados delante del cartel de no fumar dedujo que son corruptos, ahora es capaz de deducir, en cuanto vea la procesión y el botellón, que los españoles, fanáticos y sucios, siguen anclados en un medievalismo de penitencias y carnavales. Hoy es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio, que diría Einstein, porque el prejuicio mezcla verdades y medias mentiras de un modo resultón y perenne.
Desde la Carmen de Mérimée, estamos habituados a los tópicos sobre España, que, como Transilvania, es una zona tenebrosa de la literatura donde todo es posible. Como los tópicos son más molestos que peligrosos, Dan Brown, como mucho, contaminará con ellos a millones de lectores que ya eran carne de contaminación. Pero Dan Brown no sólo topiquea, sino que salpica a medio mundo con unos datos erróneos que, en autor tan leído, son, más que una ofensa a los orgullos patrios, una ofensa a la verdad que él dice poseer. Y cuando, de Westminster a la Giralda, se los corrige la multitud universal de los afectados y, altanero entre sus incondicionales, él replica que lo escrito escrito está y, además, muy bien contrastado, tales errores se convierten en mentiras. Y si, para colmo, tiene veinticinco millones de lectores de esas mentiras que luego el cine amplifica para otros tantos en esta época que, como dice Eco, ha pasado de la religión a la superstición, hay motivos en el mundo entero para asustarse de las consecuencias que nos acarrearían sus mentiras si le diera por decir que en tal sitio devoran a niños crucificados en orgías caníbales y que en tal otro dan caramelos envenenados a los hijos de los inmigrantes, y que todo eso lo sabe él de muy buena tinta.
El acto de comprarse un libro supone en el lector veneración a la autoridad del autor y en el autor veneración a la inteligencia de sus lectores. Hay una buena fe mutua. El lector se fía más de un libro que de los comentarios de un vecino, porque verba volant, pero scripta manent. Si un libro que lee todo el mundo afirma que el Pisuerga no pasa por Valladolid, será porque, en efecto, no pasa. El lector cree que el autor, a la altura de su oficio y de su fama, no está haciendo como ciertas películas americanas que, por exigencias del guión, sacan una escena de una ciudad mejicana donde las mujeres bailan flamenco con poncho y un caracolillo a lo Estrellita Castro en la frente.
Si Brown, Clown y Pajarova escribiesen literatura fantástica, se les podría perdonar ser malos escritores, porque eso no lo pueden evitar, pero como aseguran escribir novela histórica y documental, no se les puede perdonar que mientan, porque eso sí que lo pueden evitar. Con quince minutos más de trabajo, la Pajarova podría haberse enterado de que en Archidona no hay cipos ni catacumbas y podría haber escrito, como tantos autores, un best seller de poca calidad y de mucho prejuicio, pero al menos sin errores ceporros. Pero es que a ella, aunque tenga millones de lectores, le importan un rábano cosas tan insignificantes como la verdad y Archidona.

Cómo demonios comerse un caqui


No hay manera digna de comerse un caqui. De veras que lo he intentado. Con cuchillo y tenedor es imposible: la pulpa se desparrama como una mermelada en el plato y no se va a poner uno a relamerla. Con cuchara es más difícil todavía, porque como no hay cuencos para caquis, el cuenco acaba siendo la palma de la mano, donde el caqui acaba chorreando por más esmero que uno ponga. Una amiga me enseñó a comerlo mediante el método de succión aséptica. Consiste en quitarle el tallito al caqui, meter allí la boca y chupar hasta dejarlo seco, como si uno fuera un ave nectarínida. Es antiestético, pero uno no se mancha. Eso sí, no puede uno rebanar la pulpa que se queda adherida a la piel del caqui. En realidad, la única manera de aprovechar todo el caqui es hozar en él. Por eso, no recomiendo pedirlo en una pedida de mano o en una comida de trabajo.

viernes, 17 de octubre de 2008

Pipiolo cuarentón

A mis cuarenta años aún tengo la mentalidad de un pipiolo. Me di cuenta hablando una vez con la madre de mi amigo Felipe, a quien envío desde aquí un abrazo. Yo había dejado de fumar y les aseguré que fumaría con sesenta años, cuando ya me diera igual la salud. Entonces la madre de mi amigo me dijo: “¡Qué va, joven! Cuando tengas sesenta años estarás más preocupado por la salud que ahora y dirás cosas como “Voy a cerrar esta ventana, que parece que entra fresco y me voy a resfriar”.
La madre de mi amigo, con toda delicadeza, naturalidad y sensatez, me enseñó varias cosas que no he encontrado en ningún libro:

1. Nunca nos da igual la salud.
2. A los sesenta años tendré tantas ganas de vivir como ahora o más incluso. Si valoro la salud a los cuarenta, ¿por qué no iba a valorarla a los sesenta?
3. Despreciar a mis cuarenta años los sesenta que me esperan es propio de adolescentes que creen que nunca llegarán a esa edad. Todos somos en el fondo el viejo que llegaremos a ser. Despreciar la vejez es despreciar la juventud.

Y más cosas.
Gracias, señora.

jueves, 16 de octubre de 2008

Matar un ruiseñor

Durante la historia, no todos los homo sapiens eran considerados personas. Por ejemplo, en las sociedades esclavistas los esclavos eran posesiones de una persona. En latín, de hecho, “esclavo” y “prostituta” son las únicas palabras de género neutro referidas a personas: “mancipium” y “scortum”. Las demás palabras referidas a personas eran de género masculino o femenino. Esto significa que adjudicamos la categoría de persona sólo a las personas a las que queremos proteger. Y como Occidente no quiere proteger al feto, no lo considera persona, igual que los romanos no reconocían como persona al recién nacido si el padre no lo reconocía alzándolo en sus brazos.
Polonia, aunque despenaliza el aborto con una legislación similar a la española, es el país europeo con menos abortos diarios. Quizá sea porque fueron los nazis los primeros que allí lo legalizaron, con el fin de controlar la población eslava, que consideraban inferior. Ahora ha llegado a España un barco holandés dispuesto a matar gratis bebés españoles. Cierta actriz y sus amigos lo van a celebrar con una fiesta allí en el puerto. Ni Calígula fue tan canalla. Me pregunto quién financia ese barco y con qué intereses. Ponemos el grito en el cielo por la manera de tratar a las niñas en muchos países. Aquí las matamos antes de que nazcan y nadie dice nada.
Hitler ha muerto, pero el nazismo no.

miércoles, 15 de octubre de 2008

Felicidades a todas las Teresas

en el día de santa Teresa de Jesús. Me han dicho que en el metro de Madrid han puesto hoy textos de ella y de Juan Benet. Yo, por mi parte, también pongo un texto de ella donde ella, a su manera, arremete contra esa manía de los confesores de atribuir todo lo raro al demonio.

“Una higa para todos los demonios, que ellos me temerán a mí. No entiendo estos miedos: ¡demonio!, ¡demonio!, adonde podemos decir: ¡Dios!, ¡Dios!, y hacerle temblar. Sí, que ya sabemos que no se puede menear si el Señor no lo permite. ¿Qué es esto? Es, sin duda, que tengo ya más miedo a los que por tan grande tienen al demonio que a él mismo; porque él no me puede hacer nada, y estos otros, en especial si son confesores, inquietan mucho, y he pasado algunos años de tan gran trabajo, que ahora me espanto de cómo lo he podido sufrir”.

Mi primer encuentro con la muerte

Mi primer contacto con la muerte fue dulce. Tenía yo unos cuatro años y vivía en Cártama. Una familia le había pedido a mi padre permiso para velar el cadáver de su hija en mi casa, que era grande y podía acoger a todos sus deudos. La difunta era una muchacha que se había ahogado en el Guadalhorce. La recuerdo tumbada y bien vestida, blanca y bella como la porcelana, de rostro sereno y puro. Su madre lloraba y le ponía unos calcetines blancos. Allí lloraba mucha gente, pero yo sólo tenía ojos para aquella muchacha que a mí me parecía dormida. Luego me sacaron de allí, pero, de tarde en tarde y sin querer, sigo allí dentro, llorando un poco por esa muchacha. Que Dios la tenga en su gloria.

martes, 14 de octubre de 2008

Teresa, mon amour

Me han sacado en agencia EFE, amigos, a propósito de Teresa, mon amour.
http://monoazuleditora.blogspot.com/2008/10/antlogo-dice-que-teresa-de-jess-es-una.html

Propuesta lingüística

Sería interesante que en español fuera un hecho gramatical relevante añadir una p al final de algunas palabras cuando uno quiere hablar con la intención de hacerse el gracioso o de ser cortante. Por ejemplo:
-Me gustaría muchop que vinieras a mi casap.
-Valep.

Si queremos ser cariñosos, podemos utilizar mucho la i.
-Ti amo muchi, cariñi míi.

Y si queremos ser contundentes, la o:
-Yo te quiero mocho, corozón.

Ya hemos escapado de la tiranía de la moral convencional y del rol sexual impuesto por una cultura patriarcal. ¿Por qué seguir, pues, sometido a un lenguaje impuesto que yo no he decidido?

lunes, 13 de octubre de 2008

Tópico sobre el amor


“Cuando lo vi montar en su vespa, con su camiseta ceñida y esos ojazos negros, me di cuenta de que aquél era mi hombre. Fue un flechazo en toda regla”.

Los flechazos son menos frecuentes de lo que el cine nos hace creer. Suele ser la memoria la que idealiza ciertos momentos y olvida que por aquellos días experimentamos sensaciones muy similares por otros hombres en moto, pero como al final no fueron el nuestro, la memoria los olvida y les niega la categoría de flechazo. Por lo demás, si los flechazos fueran tan fulminantes y ajenos a nuestra voluntad como la gente asegura que fueron, sería una desgracia para nosotros tener que enamorarnos de un mamarracho o de una mala pécora sólo porque así lo determinó la fuerza cósmica del flechazo. El flechazo tiene mucho de mito y predestinación y poco de azar y de gusto personal, que son los que en verdad provocan que, de entre todas las personas que conocemos, unas nos hagan más tilín que otras. Sólo cuando, con el trato y el paso del tiempo, ese tilín se convierte en tolón, nos parece que el tilín fue en un pasado mítico un sonoro y súbito tolón, o sea, un flechazo de ammoorr con el ñigoñigo de los violines como fondo.

domingo, 12 de octubre de 2008

La Pilarica

De jovencito viajé varias veces al Valle de Ordesa y siempre pasábamos por el Pilar. Iba cargado de peticiones que la gente más dispar me encomendaba: pídele por tal persona, encomiéndale tal negocio, que no se te olvide aquello otro. Así que cuando yo me acercaba a besar el Pilar, dejaba junto con mi beso un rosario de piropos y plegarias. Hoy quisiera enviar a través de esta red mi beso a la Pilarica, en esa piedra desgastada por dos mil años de besos.
Aquí la tengo, junto al ordenata, una talla que me regaló un gran amigo mío maño y ateo, pero devoto de ella. La Virgen del Pilar es pequeña, pero tiene devotos grandes como el Ebro. Y en su día se descubren cosas grandes, como América, y en su nombre se ganan batallas como la de Lepanto. Así que preparaos.
Como dice el Akathistos

¡A la invicta estratega
el himno de victoria!


Estrellas, mar y fuego

De todo se cansa uno: de sus vicios, de sus aficiones, de sus libros, de su cuerpo, de su comida favorita, incluso de la música, pero de contemplar las estrellas, el mar y el fuego jamás se cansa uno. Al menos yo no me canso. Las estrellas, porque me precedieron y me sucederán y me dan la medida exacta de mi pequeñez (no me caben en la cabeza) y de mi grandeza (puedo pensar en ellas, pero ellas no en mí). El mar, porque siempre está más bajo que yo, pero es mucho más profundo y porque me ofrece mejor que ningún otro paisaje la inmensidad del horizonte y porque calma y cura con sus olas y su fragancia azul. Y el fuego, porque danza impredecible y sinuoso y todo lo transforma y de él todo proviene y todo en él se convierte.
Al menos yo, cuando estoy frente al mar, frente a una chimenea o bajo el cielo en una terraza, no siento la necesidad de hacer mil cosas, como en mí es habitual, sino que, cuando quiero darme cuenta, llevo una hora allí sentado, con el corazón en un sitio, la cabeza en otro, y los sentidos en el mar, el fuego y las estrellas.

sábado, 11 de octubre de 2008

Placer y adicción

Yo soy adicto a tres cosas que empiezan por p: las playas, la poesía y el pitillo. Hoy voy a hablar del pitillo.
Por desgracia, lo asocio a lo bueno y a lo malo, a la compañía y a la soledad, al amor y al desamor. Me pregunto si el tabaco es un placer en sí mismo o si es un placer sólo porque es una adicción. Por ejemplo, darse un chapuzón en el agua fresca es un placer insuperable que no suele producir adicción. Pero si la produjese, ¿seguiría siendo un placer insuperable o nos acabaríamos hartando de tener que zambullirnos en pozas heladas, sea verano o invierno, haga sol o llueva, tengamos frío o calor? Es una pregunta que me hago constantemente. ¿El chocolate sin adicción sería tan bueno como el chocolate con adicción? ¿Estaría tan buena la cocacola y el café si no dependiésemos de ellos? ¿Llega un momento en que el placer de aliviar el mono supera al placer que la droga nos procura, con lo cual no compensa ser adicto a nada, ni al choco ni a la coca ni al pitillo, o más bien, el placer de aliviar el mono se suma al placer que la droga nos procura y entonces uno se hace doblemente adicto? Me temo que más bien ocurre lo segundo, no lo primero. Tengo cuarenta años y llevo la mitad de mi vida fumando. Si el tabaco es un placer, ya lo he gozado la mitad de mi vida. Si no lo es, si es tan sólo una adicción estúpida cuyo único placer consiste en aliviarme el mono, tengo otra mitad de vida para pasármela sin ese vicio. Pero para tomar esa decisión tengo que contestar a esas preguntas. A ver si encuentro las respuestas.

viernes, 10 de octubre de 2008

Cuestión de rima

Como la luna es muy poética, pero en español no hay muchas palabras que rimen con ella, se da el caso de que hay muchos poemas que la riman con cuna, fortuna y duna. La luna platea la cuna de mi niño o se refleja en las dunas. Es curioso que la rima contribuya a crear relaciones conceptuales entre palabras dispares.
También es muy habitual encontrar en un soneto el siguiente cuarteto de rimas: ola, caracola, arrebola y sola o tremola.
Lo que ya es más difícil es rimar de modo natural bruma y puma. Lo mejor en este caso es componerle un poema a un puma y entonces, zas, suelta uno la rima de la bruma, pero si uno está extasiado con la bruma y de pronto salta un puma, todos nos daremos cuenta de lo difícil que es rimar con bruma.
Leopoldo Lugones es un maestro en rimas desconcertantes. En un poema rima perfuman y Schumann.
Algún día alguien debería hacer una antología de sonetos que acaban con la palabra muerte. Sin querer, uno la rima con fuerte y con inerte. Un abrazo, amigos

miércoles, 8 de octubre de 2008

Cazando tópicos


Es un canalla, pero canta como los ángeles. Fue muy mala persona, pero es el mejor pintor de su tiempo.

Estos tópicos se suelen decir a veces de los genios con malas pulgas. En general, el tópico establece una relación causal entre su genialidad y sus malas pulgas. Pero yo me pregunto: ¿Rousseau habría escrito peores libros si no hubiese abandonado a sus hijos en un orfanato? ¿Juan Ramón Jiménez habría escrito peores poemas si hubiera sido menos narcisista? Supongamos que sí, que si los genios canallas no hubieran sido canallas, no habrían sido genios. En ese caso, yo habría preferido que el Guernica no existiese.

Gaudí era muy buena persona y un genio. Picasso otro genio, pero un canalla. Sin la Sagrada Familia el mundo sería más feo y con el Guernica el mundo no es más hermoso. Ya sé que esto es confundir al autor con su obra, pero ¿por qué no voy a tener esos prejuicios con los malos?